El número de pruebas rápidas de antígeno para detectar Covid-19 es insuficiente en el macrokiosco ubicado a un costado del Mercado Río Blanco, en la alcaldía Gustavo A. Madero, por lo que los vecinos llegan desde las 05:00 horas para formarse y esperar una de las 150 fichas que se reparten para el estudio.

El personal de Salud que trabaja desde hace una semana en este lugar detalla que los turnos se agotan al mediodía, y pese a decirles a las personas que se encuentran formadas que ya no hay, algunas prefieren esperar por si llegan más test.

“Estoy desde las ocho formado, es mi segundo día [viernes] porque ayer [jueves] ya no alcancé fichas. Ahorita apenas y conseguí, y me tocó la 130. Vengo por prevención porque trabajo en el servicio público, y aunque desinfecté todo presenté síntomas, pero no quiero afectar a mi esposa y a mi hijo”, relató Érick Fuentes, de 41 años.

Con este tipo de historias transcurre cada jornada a una semana de que el Gobierno de la Ciudad de México optó por la instalación de 26 macrokioscos en puntos de alta concentración de personas para aplicar las pruebas rápidas de Covid-19.

Las filas son largas y quienes llegan esperan aun cuando ya no hay pruebas.

“Ayer [jueves] llegamos como a las 8:30 horas y fuimos saliendo prácticamente hasta las 2 de la tarde, para que nos dijeran que ya no había, pero quedarnos era bajo nuestra responsabilidad, porque dijeron que eran 150 pruebas nada más y que era poco probable que trajeran más”, añadió Érick.

Por su parte, Adriana García, trabajadora social del sector Salud, explicó: “El primer día que se les dio prioridad a los adultos mayores, las mujeres embarazadas, entre otros, hubo molestia por la gente; y al día de hoy ya se aplica universalmente, entonces se van dando los números de 50 en 50 como van llegando y así mismo pasan”.

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