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A sus 28 años, José Pablo Montalvo ha pasado lo mismo por una carrera comercial de gastronomía, que vender fierro viejo y trabajar en una área de telecomunicaciones del gobierno, y ahora es uno de los integrantes que se capacitaron para ser parte de las 75 nuevas brigadas de reparación de fugas que creó el Sistema de Aguas de la Ciudad de México (Sacmex).

Desde pequeño le gustaron las herramientas y el trabajo físico, por eso cuando se enteró de la convocatoria para sumar a 315 trabajadores que agilizarán el arreglo de las 150 fugas que se reportan a diario en la capital se postuló.

“Me gusta mi trabajo, para alguien como yo, que no me gusta estar tras de un escritorio, esto es lo ideal”, menciona mientras se traslada con sus compañeros a una fuga de agua potable en la colonia Nápoles, alcaldía Benito Juárez.

Para ganarle al tránsito vehicular de la Ciudad de México, José Pablo Montalvo Serrano, sale a las cuatro de la mañana de su casa, ubicada en la alcaldía más lejana de la capital, Milpa Alta, y llega a las seis al centro de la capital. De salir más tarde, no podría llegar a tiempo a su trabajo, debido al congestionamiento vial.

Aprende de los maestros que llevan 25 o 30 años en la reparación de fugas. Desde el 16 de marzo en que empezó su nuevo trabajo, el joven de 1.88 metros de altura llega al campamento del Sacmex de la colonia Doctores.

Ahí reciben los reportes de fugas que llegan y que fueron verificados. Se pone el uniforme y botas de casquillo nuevas, a veces al ritmo de una canción de death metal o de una balda setentera; con sus compañeros de brigada cargan en una camioneta las herramientas necesarias, incluidos sistemas de bombeo y un martillo neumático, entre otras. A más tardar a las 7:30 de la mañana salen rumbo a la fuga.

Se desplazan en una de las 40 nuevas camionetas de carga que el gobierno capitalino puso en circulación desde el 22 de marzo cuando presentaron a las brigadas nuevas, además se comprarán otras 35 y junto con las existentes sumarán 150 vehículos para igual número de brigadas que tendrá la ciudad, 75 de reparación y 75 para detectar fugas que no se ven.

Ante las 150 fugas diarias en la capital se necesitaba más gente, comenta Adrián Contreras, jefe de Unidad Departamental de apoyo a reparación en campo de la zona centro. Con el incremento de las brigadas ahora ya es posible atender más desperfectos de la red hidráulica y así “ya vamos al día en la atención de los reportes”.

La tarea cotidiana no es fácil. Una fuga grande como la que se dirige a atender José Pablo Montalvo, en la calle Georgia de la colonia Nápoles, toma hasta siete horas ser reparada. Otras son más sencillas.

“En un día nos ha tocado atender tres fugas. Aquí se trata de hacer la reparación lo más rápido posible”, menciona.

Al llegar a la fuga de la Nápoles, los brigadistas primero ajustan o cierran 10 válvulas de la zona para contener el derrame de agua potable. Es una labor que requiere experiencia. Luego José Pablo y sus compañeros se coordinan para remover el pavimento y excavar el sitio de la afectación hasta descubrir el tubo dañado. Se mide con exactitud el diámetro del tubo y se manda a traer. Al tener lista la pieza se sustituye. También se calcula la tierra o tepetate necesario para rellenar el agujero y al final se repavimenta.

El joven de 28 años dice que lo mejor son los comentarios de los vecinos tras reparar una fuga. “La gratitud de la gente hace ameno el trabajo”.

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