Miles acudieron al llamado. Unos para aguardar su espacio en la banqueta sobre Paseo de la Reforma y otros para desfilar y presumir sus atuendos en la megaprocesión de las catrinas, previo a la celebración del Día de Muertos.

Familias enteras y turistas nacionales y extranjeros, en medio de empujones y la tardanza, disfrutaron del espectáculo.

“Es un evento único en el mundo, les recomiendo que al menos alguna vez en su vida vengan. La energía que se siente es ¡guau! Es increíble, es increíble México y sus tradiciones”, dijo un ciudadano alemán que viajó sólo para disfrutar del Día de Muertos en México.

También desfilaron, en sus motocicletas, los bikers disfrazados de calaveras. Foto: Iván Montaño / El Universal
También desfilaron, en sus motocicletas, los bikers disfrazados de calaveras. Foto: Iván Montaño / El Universal

Paseo de la Reforma lució abarrotada, pasando por Juárez hasta llegar a la plancha del Zócalo capitalino.

Al paso de las catrinas, los asistentes, también con el rostro pintado, bailaron al ritmo de las enormes piezas de cartón que recordaban a luchadores, actores y actrices de la época del cine de oro mexicano, cada comparsa en referencia a lo vivido en el país.

Una novia catrina, vestida de blanco, llamó la atención al inicio de la Mega Procesión. Foto: Berenice Fregoso / El Universal
Una novia catrina, vestida de blanco, llamó la atención al inicio de la Mega Procesión. Foto: Berenice Fregoso / El Universal

Los turistas y locales disfrutaron al máximo. “¡México!, ¡México!, ¡México!”, gritaban y silbaban cada vez que se acercaban las catrinas al punto donde los esperaban.

“Se me enchina la piel, hasta quiero llorar, México es único en el mundo”, señaló Renata, pintada de catrina y quien se formó desde las 14:00 horas para alcanzar lugar. Después de las 18:00 horas, catrinas y catrines empezaron a desfilar.

Miles de capitalinos, así como turistas disfrutaron del desfile y no perdieron oportunidad para maquillarse. Foto: Berenice Fregoso
Miles de capitalinos, así como turistas disfrutaron del desfile y no perdieron oportunidad para maquillarse. Foto: Berenice Fregoso

Afuera de esa valla humana era una fiesta. En pequeñas mesas muchos formaron largas filas, pues eran los puntos más solicitados, en cuestión de minutos transformaba un rostro en una catrina.

“Son 100 pesos y te pinto de catrina, de Coco, calaca o lo que quieras”, dijo una de las personas que prestaba ese servicio y quien movía sus manos con destreza y a toda prisa.

Elotes, esquites, tacos, tlayudas y hasta cerveza había sobre todo Reforma, otros vendían el ramo de cempasúchil en 50 pesos. El color naranja invadió el lugar.

Las catrinas también brillaron con atuendos dorados y recordando la culturas prehispánicas. Foto: Berenice Fregoso / El Universal
Las catrinas también brillaron con atuendos dorados y recordando la culturas prehispánicas. Foto: Berenice Fregoso / El Universal
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