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En el Hospital Veterinario de la Ciudad de México operaba una farmacia privada, no había seguridad radiológica y funcionaba sin una estructura administrativa; estas fueron algunas de las irregularidades que encontró la nueva administración en el espacio ubicado en la alcaldía Iztapalapa.

De acuerdo con la Secretaría de Salud (Sedesa) local, aparentemente la farmacia era negocio de algunos funcionarios del hospital. Además, se detectó la falta de una cadena de custodia de medicamentos controlados y un clima laboral tóxico para aquellos trabajadores que se atrevían a denunciar las irregularidades, pues eran enviados al área de infectología sin importar su especialidad.

Ante esta situación, la dependencia canceló el servicio de cirugías, laboratorio y Rayos X de forma temporal, en lo que se reorganizan las actividades al interior del recinto. No obstante, el hospital se mantiene abierto y continúan las consultas, esterilización y vacunación.

En conferencia de prensa, la titular de la Sedesa, Oliva López Arellano, afirmó que integran una carpeta de información con las irregularidades y nombres de personal que operó la farmacia, que se convirtió en un negocio privado al interior del hospital público, dijo. La información será entregada a la Contraloría General de la Ciudad de México.

Quejas y peticiones. En el transcurso de una hora, seis personas llegaron al Hospital Veterinario ayer por la tarde. Un policía, que resguarda la entrada del lugar, advirtió a los usuarios que sólo están disponibles los servicios de consulta externa, esterilización y vacunas contra la rabia, y que no había medicamentos.

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