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Toluca, Méx.— Desde hace más de seis meses, en los límites de San Cristóbal Huichochitlán, San Pablo Autopan y Calixtlahuaca, los vecinos pidieron ayuda a las autoridades locales para detener el huachicoleo que pasó de ser una actividad que desde hace años ocurría de forma aislada, a un problema que está secando sus milpas y, desde el miércoles, contaminando el agua potable que suministran a 70 viviendas.

Los vecinos del Barrio de San Gabriel, en San Cristóbal Huichochitlán, dijeron que la extracción de hidrocarburo de ductos de Pemex es un problema grave con el que se ven obligados a convivir.

Dijeron que al principio aparecían algunas camionetas cada mes para ordeñar una o dos tomas clandestinas, de las que dieron cuenta a las autoridades locales, los delegados y hasta a los trabajadores de la paraestatal cada vez que iban a clausurar una de esas tomas ilegales.

Sin embargo, desde junio, cuando se incendió una camioneta al extraer el hidrocarburo de forma clandestina, comenzaron a crecer los problemas, porque acusan que las bandas responsables de la ordeña los amenazan constantemente para impedir que denuncien.

“Dejan el agujero con derrame que se filtra en las parcelas o corre por los canales alrededor de los poblados. Todo huele a gasolina y ahora ni agua podemos beber porque provocaron que el derrame llegara hasta los pozos caseros de los que nos abastecemos, porque no hay red de drenaje municipal; las milpas ya están secas por la gasolina que se derramó”, dijo uno de los afectados.

Temerosos porque los delincuentes tomen represalias, los vecinos pidieron reservar su identidad; sin embargo, se decidieron a declarar para EL UNIVERSAL, pues desde hace dos meses dejaron de consumir el agua potable de sus pozos artesianos, a los que se filtró el hidrocarburo y se dieron cuenta cuando el olor a gasolina se tornó insoportable.

El colmo, dicen, es que desde el miércoles, al destapar los suministros de agua, lo que sacaron con las cubetas fue gasolina, ni siquiera mezclada con agua, pues el tono es rosa, casi como si hubiera salido de una bomba en una estación de gasolina. Y así se percibe durante los trabajos de limpieza de elementos de la Sedena y bomberos, quienes intentan limpiar con mangueras los abastecedores de líquido.

Se contraponen las cifras sobre los daños causados por estas filtraciones de gasolina. El ayuntamiento de Toluca y la Coordinación de Protección Civil señalaron que son sólo cinco pozos que afectan a 60 personas; en contraste, la Comisión de Agua estatal afirmó que son 70 pozos e igual número de viviendas, pero no tienen un censo final sobre a cuántas personas perjudica la filtración.

Los pozos artesianos son un tipo de manantial que comunica con un acuífero, en este caso, están dentro de los domicilios, única fuente de la que obtienen agua potable para sus actividades cotidianas.

Una de las vecinas explicó que los delegados regionales, cuando les pidieron ayuda, no creyeron la filtración de gasolina a sus pozos, “dijeron que nadie les garantiza que nosotros mismos no los hayamos llenado sólo para seguirnos quejando”.

“Muchos hemos denunciado con la policía municipal, hay operativos, pero a los 10 minutos que decimos lo que está pasando, casualmente ya no hay nadie a quien detener”, dijo otra de las afectadas en San Gabriel.

Sobre los pozos contaminados, el Coordinador de PC de Toluca, Josafat Valdés, admitió que se trata de perforaciones que realizaron huachicoleros, lo que originó el derrame a los cuerpos de agua. La coordinación instaló un servicio preventivo de seguridad contra incendio.

Además, estableció contacto con Pemex y pidieron que lleven equipo especializado para realizar la valoración y maniobra de trasiego; también el personal tomó muestras para enviarlas a laboratorios de la paraestatal para su valoración.

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