Toluca, Méx.— Alma Karen Carrillo Galvis pidió ayuda a las autoridades mexiquenses. Dijo que “no quiere ser una muerta más” ni una víctima de la violencia, pues reconoció que por miedo, “permití que [mi exesposo] me golpeara por muchos años, pero hoy sólo pido justicia”.

Denunció que su exmarido y padre de su hijo la golpeó y ejerció violencia verbal durante cinco años. Se casaron cuando ella tenía 17 y él 19 años. Relató que desde marzo pasado comenzó “la peor pesadilla” que ha enfrentado.

Inició el proceso de divorcio. “Siempre fui víctima de golpes y violencia verbal” e incluso su mamá la “obligó” a mantenerse en el matrimonio bajo el argumento de que “una mujer decente debe criar a un hijo en familia”.

Previo a la contingencia sanitaria se resolvió en los juzgados del Poder Judicial mexiquense su divorcio, pero el juicio por la custodia se detuvo por la pandemia, añadió Alma Karen.

Detalló que el 13 de marzo su exesposo la “insultó por teléfono, se llevó a mi hijo y me bloqueó de todas las vías de comunicación. No supe más de ellos”. Por esta razón acudió a la fiscalía, donde incluso emitieron una alerta Odisea para dar con el paradero del bebé.

Sin embargo, ya pudo recuperar a su hijo, luego de que, añadió, sufrió un secuestro por parte de su expareja quien, con ayuda de su mamá, la subieron a una camioneta y la llevaron a Michoacán para entregarle a su hijo.

Por estas condiciones solicitó a la juez del Noveno Juzgado, encargada del juicio de custodia, que las visitas de su exesposo a su hijo fueran vigiladas, pues además le quitaron el pasaporte y visa del menor, y la amenazaron con sacarlo del país; pero la jueza “decidió creerle a él”.

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