Chilpancingo.— El jueves 19 de abril a las 5 de la tarde, Miguel Ángel Baltazar Corraltitlán —técnico en informática y que hacía su servicio en un hotel de Zihuatanejo— estaba terminando de bañarse cuando se percató de que en la calle policías estatales habían tomado el control de por lo menos unas cinco casas en la colonia Vicente Guerrero, a unos 10 minutos del centro de Zihuatanejo, en la Costa Grande de Guerrero.

Miguel Ángel y su familia habían llegado cuatro horas antes del entierro de su hermana mayor, Francisca, quien falleció el martes 17.

Minutos después, esos mismos policías entraron a la casa, golpearon a los que pusieron resistencia, revolvieron todo: tiraron ropa, sacaron documentos, voltearon camas y se llevaron a Miguel Ángel detenido. También se llevaron una computadora, celulares y algo de dinero que habían sobrado del entierro.

Más tarde, el gobierno de Guerrero difundió un comunicado diciendo que detuvo a cuatro jóvenes que bebían en una calle del centro de Zihuatanejo. Los acusó de ser presuntos autores de la emboscada y masacre de seis policías estatales en la Sierra de la comunidad Las Mesillas, en Zihuatanejo, la noche del 17 de abril, entre ellos Miguel Ángel.

Luto pendiente. La familia no ha podido guardar el luto por Francisca, pues no hay tiempo; ahora andan en marchas, conferencias de prensa y visitas al penal de Acapulco, donde se encuentra detenido Miguel Ángel.

Andrés Baltazar Corraltitlán, hermano mayor de Miguel Ángel, busca todos los espacios para explicar la inocencia de Miguel Ángel y contradecir la versión oficial.

El martes 17 de abril, cuenta Andrés, Miguel Ángel estuvo en la clínica de IMSS en Zihuatanejo en la agonía de Francisca. De esto, dice, está registrado en lista de ingreso de la clínica.

Miguel Ángel, en los últimos días junto con su padre era el encargado de cuidar a su hermana Francisca, que desde hace cinco años fue invadida por la toxoplasmosis y estaba en una etapa terminal. Francisca falleció a las 9 de la noche del martes 17 de abril. Miguel Ángel y los demás integrantes de la familia de inmediato se dedicaron a los preparativos del funeral y sepelio.

“Mi hermano no estuvo en ese enfrentamiento que el gobierno dice, él no sabe agarrar un arma, es más, ni conoce la sierra”, afirma Andrés, quien es director de una escuela y ahora pasa los días entre su trabajo y buscando demostrar la inocencia de su hermano.

El hermano de Miguel Ángel recuerda que el miércoles 18 de abril el joven pasó todo el día en el velorio. El jueves fue el entierro y al mediodía toda la familia ya estaba en casa de sus padres. Ese día querían comenzaran los rezos, pero no fue así. Por la tarde, la Policía Estatal realizó el operativo.

Se llevaron a José Iván Gómez Pérez, un joven que fue a ver a su novia en su día de descanso como chef de un hotel del puerto. También a los hermanos José Ángel y Fidel Ángel Ramírez Victoriano, que habían pasado a saludar a su padrino. Con excepción de los hermanos, los detenidos no se conocían entre ellos.

Los familiares aseguran que su preocupación es el trato que le están dando a Miguel Ángel en el penal de Acapulco, pues el martes que lo pudieron visitar lo encontraron golpeado y con señas de haber sido torturado: ya no escucha por un oído y tiene varios moretones.

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