En Juchitán, nadie durmió en la lluviosa noche que se iluminó con relámpagos y se sacudió con truenos e interminables sismos.

Como si fuera un día normal, las mujeres se levantaron a realizar sus actividades, pero en plena calle o en los patios, donde colocaron mesas, sillas y catres, bajo lonas que cedieron ante el peso del agua acumulada.

Por la mañana de este domingo, todos dieron gracias a Dios por ver un nuevo amanecer . Desde las primeras horas del domingo, la región del Istmo de Tehuantepec ya acumulaba media docena de sismos.

En los rostros de las mujeres se observan pronunciadas ojeras, las huellas de largas noches en vela. Desde el jueves siete de este mes que sacudió con el sismo de 8.2.

"No conseguimos colchonetas ymenos lonas. Fuimos a varios albergues a buscar, pero nos dijeron que no habia", lamentó doña Claudia, quien parte de la noche estuvo bajo la lluvia y con los pies en el agua que encharcó las calles y los patios. "Todavía sigue temblando y no queremos regresar a la casa".

Cerca de las 04:00 de este domigo, personalde la CFE pidió permiso par abrirse paso entre las barricadas/hogares y restablecer el suministro de la energía eléctrica que se suspendióa las 07:52 horas de ayer sábado, tras el sismo de 6.7.

La luz llegó, la lluvia se fue

, pero los temblores siguieron y siguen como el que se registró a las 07:33 de este domingo, de 4.9 .

Las calles de la ciudad juchiteca amanecieron cubiertas de lodo que las corrientes pluviales arrastraron de los escombros de las viviendas colapsadas por el terremoto del jueves siete y por el nuevo golpe que asestó la naturaleza ayer.

La circulación vehicular

tiene dificultades por las barricadas. Sin embargo, durante toda la noche la presencia de la Policía Federal y estatal, así como de la Policía Militar estuvo presente.

"Gracias Dios por este nuevo día"

, agradeció doña Juana Villalobos Marrínez, quien solidariamente facilitó su patio donde vecinas y comadres compartieron la moche en vela. Juchitán despertó sin mayores novedades, salvo la molestia de sus habitantes que no consiguieron colchonetas y lonas. La paciencia se impone. Vienen todavía largas noches de desvelo al ritmo de los incesantes sismos.

cfe

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