Altamirano.— Cientos de habitantes de comunidades y barrios del municipio de Altamirano, Chiapas, mantenían ayer bloqueados los accesos a la cabecera municipal como protesta para exigir que la alcaldesa por el Partido Verde (PVEM), Gabriela Roque Tipacamú, que debía tomar posesión al cargo el pasado 1 de octubre, renuncie, porque consideran que es una “reeleción disfrazada”, de su esposo, Roberto Pinto Kanter.

El pasado 30 de septiembre, los pobladores sacaron de su casa a Pinto Kanter, que ese día concluía su tercer periodo de gobierno con el PVEM. El todavía alcalde fue llevado a rastras a la cárcel ejidal, donde seguía hasta ayer.

Después, los manifestantes incendiaron la casa del alcalde en Altamirano e iniciaron bloqueos en las salidas a Comitán, San Cristóbal y Ocosingo.

La esposa de Pinto Kanter, Gabriela Roque Tipacamú, debía haber tomado posesión el 1 de octubre, lo que rechazan los pobladores. Señalan que un gobierno de Roque Tipacamú es igual a un nuevo gobierno de Pinto Kanter, quien ya había concluido tres periodos; con este tendría 12 años en el poder.

Piden diálogo

A cuatro días de la detención de Pinto Kanter, los manifestantes pidieron la presencia de funcionarios de la Secretaría de Gobierno para que se instale una mesa de diálogo que permita la creación de un concejo municipal en el que estén representadas todas las fuerzas del municipio.

“A los funcionarios que vengan a Altamirano a negociar se les darán todas la garantías de seguridad”, aseguraron los pobladores, la mayoría de los cuales no dan sus nombres y se cubren los rostros con paliacates y pasamotañas, pero que aseguran están en “alerta” porque supuestos seguidores del exalcalde amenazaron el domingo con recuperar la cabecera municipal.

Los manifestantes aseguran que en los nueve años que Pinto Kanter ha gobernado este municipio proliferó “la venta de drogas, cantinas clandestinas y prostitución”. Además, permitió la entrada de tres organizaciones de mototaxistas.

Altamirano recibe cada año unos 160 millones de pesos a través del Comité de Planeación Municipal; sin embargo, el gobierno municipal no arregló calles y los barrios no tienen agua potable porque la bomba de extracción no se arregla.

Aseguran que la gota que derramó el vaso fue durante las pasadas elecciones, cuando Pinto Kanter pagó entre 500 y 2 mil pesos por cada voto para su esposa, de la que, hasta ayer, se desconocía el paradero.

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