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Villahermosa.— “Un nacimiento en el cielo” es la temática que en esta ocasión el maestro Juan Torres, director del Ballet Folclórico de esta ciudad, decidió utilizar para montar el pesebre más grande de la entidad.

Esta tradición comenzó hace 44 años bajo la escalera de la casa de sus padres y hoy ocupa toda la sala. El nacimiento está compuesto por cientos de ángeles de barro y porcelana que rodean a los tres niños Dios que colocó para esta Navidad.

Ubicado en la calle Iguala, número 209, el hogar del maestro es fácil de distinguir entre los demás porque en la terraza se localiza uno de los 10 nacimientos que instala.

Incluso, el de la sala puede ser admirado por los curiosos que así lo deseen, ya que durante las mañanas las ventanas de la vivienda se abren y se encienden las luces; los vecinos pueden tocar la puerta para apreciar lo que consideran una obra de arte.

El montaje, cuenta Juan, tarda de una a tres semanas, todo depende del tipo de nacimiento que elijan colocar, en esta tarea es apoyado por cuatro personas. “Es la época que más me gusta y más sufro porque me trae grandes recuerdos. Son los meses de noviembre, diciembre y enero los que más disfruto en esta casa”, relata a EL UNIVERSAL.

Los ángeles que utiliza son de todos los tamaños, formas, colores y de varias naciones, pues en los viajes que ha hecho fuera del país, él o sus familiares compran una o varias piezas.

“No sé tampoco cuántas figuras tengo para este nacimiento. El día que yo sepa que hay 100, 500 o mil, me va a dar una flojera horrible y no voy a querer colocar tanto muñequito”, explica desde la sala de su casa.

Detalla que fue su madre, Aidé Calcáneo, quien comenzó con la tradición, aunque únicamente lo hacía poniendo pasto y un cartel donde estaba dibujado el Niño Dios, María, José y los tres Reyes Magos.

“Era una postal de cartón, ese era su nacimiento y le ponía un espejo, patitos, algunos pastores, borregos y así lo fuimos haciendo”, cuenta.

Las primeras figuras de barro, explica el artista, una vecina se las regaló a su familia hace 70 años. Éstas aún se conservan y cada año les busca un espacio en su composición.

Juan reconoce que muchas de las figuras decorativas se las han obsequiado: “No puedo decirte que yo me compré todo el mundo de cosas, porque sí me han obsequiado muchas algunas personas”.

Además, toda su casa es adornada con luces multicolores y flores de nochebuena, hay nueve nacimientos, entre ellos uno debajo de la escalera donde comenzó esta historia; en el árbol de Navidad, otro cerca del comedor, en el patio, en las escaleras que dan a las recámaras y uno más en la terraza.

A un lado de su casa, la familia de Juan Torres tenía una boutique, pero tras varios problema tuvo que cerrarla y actualmente es ocupada como bodega para guardar ángeles, peregrinos, borregos, Reyes Magos y demás figuras que utiliza año con año.

“Yo no las guardo en cartón o cajas, todas van paradas en la bodega, se acondicionó exclusivamente para ello, así evito que se quiebren o dañen”.

Una de las anécdotas más difíciles que ha tenido fue durante una Navidad, puesto que justo el 24 de diciembre, un cortocircuito ocasionó un incendio en el nacimiento; sin embargo, sus vecinos lo ayudaron para que no se quemaran las piezas.

El año pasado la temática fue un mercado árabe y ocupó más espacio, ya que se colocaron figuras de vendedores, porque tiene la fortuna, dice, de contar con figuras de todas partes.

“Esos camellos son de Israel, los trajimos de allá; aquí hay de todo, puedes ver figuras de barro, de porcelana, de yeso, está contemplado de todo y figuras que traemos de otros países, lo que se puede”, refiere.

“Yo no soy complicado, mi vida es tranquila; no sé cuántos animales tiene, ni cuánto cuesta”, remata el creador del nacimiento más grande del todo el estado.

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