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Ciudad Juárez.— Mujeres migrantes han encontrado una oportunidad laboral en la vida nocturna de esta ciudad fronteriza, en lugares cuyo acceso es exclusivo para hombres y donde la seguridad es casi nula por tratarse de la zona centro, una de las más peligrosas, donde exponen su integridad trabajando en la ilegalidad por un sueldo precario y escasas propinas.

Ciudad Juárez es, desde hace décadas, un sitio de alto riesgo para las mujeres.

Actualmente, según el reporte de Incidencia Delictiva del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), es el municipio con el más alto índice de feminicidios en el país, situación que desconocen las extranjeras, principalmente las jóvenes, quienes esperan la respuesta a su solicitud de asilo en Estados Unidos.

En un recorrido realizado por EL UNIVERSAL en cantinas, bares y centros nocturnos, se constató que jóvenes mujeres, algunas que apenas sobrepasan la mayoría de edad —aseguran ellas—, se han convertido en un atractivo más, al ser contratadas como meseras.

Sin embargo, de acuerdo con información proporcionada a este diario por un testigo, muchas en realidad son bailarinas.

Cubanas, guatemaltecas, hondureñas y salvadoreñas trabajan en la ilegalidad y expuestas al peligro por sueldos que no rebasan los mil 200 pesos a la semana y las escasas propinas que les dejan los clientes de estos lugares de baja reputación.

En mayo pasado, autoridades de la Secretaría de Seguridad Pública Municipal (SSPM) detectaron a un grupo de seis migrantes cubanas, una de ellas menor de edad, trabajando en un lugar conocido como Club Safari, el cual atrajo a las extranjeras con un anuncio que decía: “Se solicitan chicas guapas, excelente sueldo y comisiones”.

La denuncia del caso se realizó a través de una llamada anónima al número de emergencias.

Agentes acudieron a revisar el lugar, donde encontraron a seis cubanas trabajando sin permiso, una de ellas tenía 16 años y fue turnada al área de Trabajo Social, a fin de localizar a sus tutores.

De acuerdo con información del Secretariado Ejecutivo, hasta la fecha no se ha dado otra detención de ese tipo.

No obstante, la realidad en los centros nocturnos refleja que la práctica es cada vez más común entre los dueños de dichos lugares.

“Hay que trabajar para comer”, aseguró una chica cubana que se desempeña como mesera en una cantina con fachada de cueva en el corazón de la ciudad, donde se expone a las miradas y agresiones de hombres alcoholizados, quienes después del servicio le dejan entre 20 y 50 pesos de propina.

La joven no tiene más de 20 años y sólo habla lo necesario con los clientes del centro nocturno para evitar tener problemas con el dueño o encargado, quienes permanentemente la están vigilando.

“Al lugar al que te metas encuentras por lo menos una o dos muchachas afuera”, afirmó un ciudadano juarense que conoce y vive en esa zona de la ciudad.

El hombre aseguró también que no es común ver operativos de las autoridades locales para detectar prácticas ilegales en los negocios.

Ciudad Juárez alberga a más de 11 mil 500 migrantes, de los cuales, 70% son cubanos, quienes —al igual que los centroamericanos— buscan constantemente oportunidades de empleo en diferentes áreas. Sin embargo, son las mujeres quienes están permanentemente expuestas a la inseguridad y riesgos que esta frontera representa.

Por lo anterior, las organizaciones a favor de los migrantes han manifestado en repetidas ocasiones la necesidad de atender situaciones de riesgo como el tráfico de menores, prostitución y explotación de ese sector de la población.

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