Juchitán.— En el garaje de su casa en la colonia Cristóbal Colón, el profesor Gamaliel Sandoval montó un librero que también sirve de pizarrón para las clases en línea que imparte desde esta ciudad del Istmo de Tehuantepec.

Los libros para niños y adultos cuelgan de las tiras, lo que facilita tanto al maestro como a sus vecinos tomar un ejemplar como préstamo, pues se trata de un librero comunitario, creado por el educador con más de 37 años de servicio.

Cuando no está frente a su grupo de la Primaria Enrique Liekens, de la octava sección, está frente a la computadora capacitando a otros profesores y voluntarios de la lectura en varios estados del país, ya que es el coordinador del programa federal Círculos de Lectura, sede Juchitán, que depende del Fondo de Cultura Económica (FCE).

Aunque el profesor tiene más de 20 años en la promoción de la lectura y las ferias de libros en la entidad, por parte del magisterio fue hasta hace tres años cuando se le encomendó desde la Federación acercar los libros y las lecturas no sólo a los profesores, sino también a las comunidades, sobre todo las que nunca han tenido un festival o una feria del libro.

Este ejercicio puso a Santa María del Mar, pueblo ikoots cuya población entra y sale por mar, al estar incomunicada por sus hermanos de San Mateo del Mar, en el radar de Gamaliel Sandoval, quien vio prudente arrancar este año con el proyecto del Primer Festival Regional de la Lectura en esta población de muy alta marginación.

Pero para lograr que los libros y sus promotores llegaran hasta la apartada comunidad mareña, se tuvo que crear un colectivo de profesores dispuestos a prestar su tiempo, su talento e invertir su dinero a favor de los niños ikoots, logrando una red de 35 voluntarios que están dispuestos a participar cuando se les requiera, recibiendo como recompensa el agradecimiento de los pobladores beneficiarios.

“Todo es trabajo voluntario, no se recibe un recurso, la mayoría que formamos parte de los círculos de lectura somos profesores que en nuestros tiempos libres aportamos, pero estas actividades al final buscan democratizar la lectura.

“Que vaya más allá de los profesores, de los maestros, que llegue a los padres de familia, a los estudiantes, a los ciudadanos de las poblaciones más apartadas, que ellos repliquen las lecturas en voz alta y las actividades en torno a los libros”, explica Sandoval Morales.

El profesor lamenta que los menos interesados en promover la lectura o los libros son las autoridades municipales, que prefieren las acciones de infraestructura que impulsar ferias del libro, las cuales se llevan a cabo con ayuda de escuelas y padres de familia, aun cuando no hay apoyo institucional.

La situación parece cambiar este año, ya que el gobierno de Juchitán decidió apoyar el proyecto de los festivales de libros en sus agencias municipales.

En el estado de Oaxaca existen 392 círculos de lectura, la mayoría impulsados por profesores que desarrollan actividades en sus espacios, además de 206 clubes.

En la sede Juchitán son 29 voluntarios que tienen círculos de lectura en localidades como Unión Hidalgo, Ciudad Ixtepec, Santo Domingo Ingenio y Juchitán. A pesar de los dos años de confinamiento por la pandemia por Covid-19, los círculos no cerraron ni disminuyeron, se mantuvieron activos vía digital con lecturas en voz alta y capacitaciones a promotores.

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