Los habitantes de la comunidad pesquera de El Bosque fueron reconocidos como los primeros refugiados climáticos de la historia del país, después de que el mar “se comiera” más de un kilómetro y medio de costa y llegara a sus hogares en el municipio de Centla, Tabasco.


Pobladores relatan que, tras ser contratados en 2007 para recoger enormes cantidades de crudo por un derrame se dieron cuenta por primera vez que el mar se acercaba.

“Nosotros casi no visitábamos el mar; visitábamos más el río porque estaba más cerca. El mar nos quedaba a 20 minutos caminando, como a un kilómetro y medio”, recuerda Guadalupe Cobos Pacheco, portavoz de la comunidad.

El imparable flujo del agua hizo que en 2017 el mar derrumbara las casas de la primera línea del pueblo y, año tras año, se fuera llevando la escuela, la tienda de más de treinta años de la madre de Guadalupe o las casas de la cuarta fila del pueblo.

En 2019, se dieron cuenta de que “aquí pasaba algo” y en 2021, con la ayuda de asociaciones ambientalistas y científicos, la comunidad comprendió que lo que vivían era una “erosión costera acelerada” derivada del cambio climático y la presencia varias plantas petrolíferas a escasos kilómetros del litoral.

La principal hipótesis de organizaciones como Greenpeace México se basa en que la construcción de un conducto subacuático, del que no se tienen registros, para transportar el petróleo desde las plantas petroleras a las refinerías, modificó las corrientes atlánticas y aceleró la erosión.
Con información de EFE
maot
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