Jerarcas de la Iglesia católica señalaron que es “demasiada violencia” la que se vive en el país en el marco de este proceso electoral, destacaron que las autoridades se ven rebasadas y hay “una complacencia ante el crimen organizado”.

En el marco de el actual proceso electoral, que ya ha costado la vida a 27 precandidatos y candidatos, los obispos de Apatzingán, Cristóbal Ascencio García; Chilpancingo-Chilapa, José de Jesús González Hernández; el cardenal de Guadalajara, Francisco Robles Ortega, y el sacerdote jesuita de Chihuahua Javier Ávila Aguirre, por separado, señalaron su preocupación porque el crimen quiera imponer a sus candidatos y la violencia afecte la libertad de los ciudadanos a votar.

“Es demasiada violencia electoral y política la que se está viviendo en el país. Nunca lo habíamos visto tal como está ahora, nunca. Este México ha crecido demasiado en violencia”, expuso Ascencio García.

Indicó que, ante los asesinatos, ya muchos aspirantes se han bajado de la contienda. “Esto tiende a que gobierne ya prácticamente el crimen organizado, y yo creo que en gran parte del país así es. Y lo digo desde aquí, de mi región.

“Vemos que las autoridades se ven rebasadas o no quieren cumplir con lo que les toca. Hay una impunidad a ojos vistas… hay una complacencia ante el crimen organizado y esto es tremendo, que alguien puede privar de la vida a otra persona y seguir campando, porque no va a ser perseguido. Por desgracia es la situación que está privando en gran parte del país”, lamentó el obispo de Apatzingán.

Desde Guerrero, la entidad donde más actores políticos han sido asesinados en este proceso, el obispo José de Jesús González Hernández señaló que esta violencia no es nueva, sino “una mala tradición” en el país.

“Es una pena que no dejan a los candidatos competir libres, ojalá esto no vaya a cortar las votaciones. Con mucha pena vemos esta situación, está interfiriendo con la libertad y con los derechos a votar”, expuso.

Consideró que se debe insistir a nivel de Episcopado Mexicano en que los partidos no permitan la intromisión de las organizaciones criminales a través de sus candidatos.

El cardenal de Guadalajara, Francisco Robles Ortega, indicó que existe “el riesgo de que la violencia se exacerbe contra determinados candidatos, e incluso con el riesgo y peligro de su vida.

“Hay zonas en el estado donde se ve eso, que el crimen organizado quiere a toda costa imponer a su candidato”, señaló.

En este sentido, hace unas semanas el obispo de la diócesis de Zacatecas, Sigifredo Noriega Barceló, pidió a los generadores de violencia “que no mezclen democracia con violencia porque eso destruye la vida y destruye al mismo Estado”.

Por su parte, el padre Ávila consideró que esta inseguridad es resultado “del descuido de las autoridades” y las “presuntas y supuestas complicidades en muchos territorios, y llamó a “hacer votos para que cada quien asuma la responsabilidad que tiene para lograr la paz en el país”.

Una voz ante la ausencia del Estado

En los últimos años, los jerarcas de la Iglesia católica han alzado la voz por la violencia que hay en el país y “juegan un papel muy importante ante la ausencia del Estado, porque los sacerdotes tienen el pulso real de lo que está pasando en las comunidades (…) cumplen su misión no sólo al evangelizar, sino al ser profetas, eso implica denunciar las injusticias”, afirmó Gerardo Luna Tumoine, experto en estudios y temas religiosos.

En entrevista con EL UNIVERSAL, el teólogo explicó que el liderazgo que tienen los obispos en México es porque aún más de 77% de la población es católica.

“Los sacerdotes son los que saben de primera mano la sensibilidad y la problemática social que hay en las comunidades. El cura se convierte en el sicólogo del pueblo, porque la persona que sufre una situación de muerte, de secuestro, de violencia, de desapariciones es escuchada por ellos. La gente mejor recurre a los sacerdotes que a la autoridad”, aseguró Luna Tumone.

Insistió en que la violencia que se vive en el país ha generado que la Iglesia católica dirija pronunciamientos a las autoridades porque “las consecuencias que estamos viviendo son por el reflejo de un gobierno que ha perdido la autoridad y no ha podido controlar esta situación, que se les ha escapado de las manos. Les falta inteligencia de cómo conducir la política pública en materia de seguridad”.

Agregó que las acciones de los jerarcas de la iglesia, como mediar una tregua en Guerrero o el documento denominado Compromiso nacional por la paz”, presentado a los candidatos presidenciales, convocado por la Conferencia del Episcopado Mexicano, es una forma de decir “basta”, pero con propuestas.

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