Monterrey.— A ocho días de que el bebé Decker Alexander, de tres meses de edad, fue secuestrado y privado de la vida por el presunto asesino de su padre, sus restos fueron al fin entregados a su familia para que fueran velados en la casa de su abuela paterna en San Nicolás de los Garza y luego sepultados en el panteón municipal.
Aunque el cadáver del niño fue localizado el miércoles al mediodía a orillas de la carretera Monterrey-Saltillo en Ramos Arizpe, Coahuila, fue hasta la tarde de ayer que la fiscalía coahuilense entregó el cuerpo del infante tras concluir los estudios de genética y que permitieron su plena identificación.
Una fuente de la Fiscalía General de Justicia de Nuevo León señaló que una vez que los restos fueron entregados en el Servicio Médico Forense de Monterrey, personal de la Comisión Estatal de Atención a Víctimas (CEAV) se entrevistó con los familiares del infante para brindarles apoyo con los gastos funerarios y ver lo referente al sitio donde serían sepultados.
Sin embargo, Dulce Gómez, abuela del niño y madre del joven Óscar Uriel Martínez —asesinado a martillazos por su excuñado, Mario “N”—, decidió que la ceremonia de velación del menor se llevaría a cabo en su domicilio y sería llevado al panteón municipal de San Nicolás, donde el pasado lunes fue sepultado el papá del bebé.
La madrugada del sábado 10 de agosto, Mario “N” —preso desde la noche del miércoles en el penal del Topo Chico— ingresó a la casa que rentaban Óscar Uriel y su esposa Fátima Nayeli, mató con un martillo al joven, dejó atada de pies y manos a la mujer y se llevó al bebé.
Mario “N” había tenido una relación con Abigail, hermana de Óscar, quien presuntamente había cortado con él por su carácter violento.
Según las investigaciones, el presunto homicida se fue con el bebé a cobrar el dinero de su sueldo a unas bodegas del mercado de abastos en San Nicolás y después enfiló por la carretera Saltillo, donde abandonó su auto por una falla mecánica. Fue hasta el 14 de agosto que se encontró el cadáver del menor.