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Valle Nacional, Oaxaca
La cosecha de miel de castilla comenzó en la comunidad de Rancho Grande. Las colmenas de abejas anidadas en 2015 se abrirán por primera vez, mientras que otras tantas ofrecen su producción anual. Pero no es cualquier miel, es una con propiedades medicinales empleada para tratar hasta 35 padecimientos.
Emilio Pérez Pérez y su familia son chinantecos y de las cinco familias en Oaxaca que se dedican al cultivo de abejas meliponas —una variedad sin aguijón— mediante cajas. Otros meliponarios se ubican en Pochutla, Ixtlán, la zona Mixe y hay otro más en la región de La Chinantla.
A nivel nacional, Oaxaca posee el mayor número de estas especies de abejas, pues 35 de las 46 que hay en México tienen presencia en la entidad, según el libro Las abejas sin aguijón y su cultivo en Oaxaca, México, publicado en 2018. A pesar de ello, no existen datos oficiales que documenten el desarrollo de la meliponicultura, como ocurre en otros estados.
Recuperan la actividad
Con el saber comunitario, Emilio Pérez comenzó la colecta de miel de los troncos alrededor de 1985, pero fue hasta el año 2000 cuando experimentó su primer nido por medio de cajas de madera instaladas en su casa. Sin asesoría técnica, sin querer, comenzó con el rescate de la actividad.
Emilio inició por curiosidad. Cuenta que durante 12 años ignoró el valor medicinal y económico que representaba la miel que producía, la cual era para autoconsumo o que vendía a bajo costo.
Con al menos seis tipos de especies de abejas sin aguijón, la familia de Emilio Pérez cuenta con un meliponario de más de 70 colmenas con miles de abejas que producen unos 70 litros de miel al año.
“Es poco, estas abejas producen menos en comparación a las abejas de la apicultura; éstas trabajan para producir entre tres y seis litros al año”, explica el campesino, quien desde hace seis años estudia y se capacita sobre su actividad.
En el patio de su casa y en dos espacios alternos a su vivienda, Emilio mantiene su santuario de abejas. Es el amo de las meliponas. También recibe a grupos de turistas y estudiantes.
Su trabajo lo ha llevado a exponer a otros estados, así como unirse a la Red de Meliponicultura Agroecológica, integrada por productores de Puebla, Veracruz, Mérida, Chiapas, Guerrero, Tabasco, Campeche y Oaxaca.
Además, en el libro Las abejas sin aguijón y su cultivo en Oaxaca, México, publicado por cuatro investigadores, con trabajo de campo de 2011 a 2016, se reseña que este chinanteco es uno de los pocos meliponicultores en el sur de México que ha experimentado con diversas variedadeas de trampas para producir este tipo de miel y es el único que utiliza trampas de botellas de plástico.
Miel medicinal
Esa investigación, realizada en 72 comunidades del estado, resalta que los pueblos originarios han detectado una disminución de la especie, debido a la extracción de colmenas silvestres, la deforestación y el uso de pesticidas.
Para los investigadores, un aprovechamiento como el que realizan estas comunidades puede favorecer su conservación, sobre todo porque a la miel de castilla le atribuyen al menos 35 usos medicinales para curar padecimientos del sistema respiratorio, digestivo, fracturas y hasta como analgésico.
Con eso en mente, Emilio y su familia se atrevieron a realizar tintura de propóleo (propóleo con alcohol) y una mezcla de polen y miel; además de talco y cremas para la piel.
El litro de esta miel de castilla se cotiza entre 800 y mil pesos, pero hasta hace unos seis años el hombre vendía su producto entre 80 y 100 pesos. A pesar del costo, Salustia, hija de Emilio, refiere que las personas la consumen constantemente, pues cada año la producción se agota debido a las recomendaciones de boca en boca.