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Chilpancingo, Guerrero

El equipo de futbol de Tercera División Los Avispones de Chilpancingo busca un nuevo director; al último lo hallaron muerto en un camino rural en mayo pasado.

El vicepresidente de la asociación civil que maneja el equipo, Gustavo Castañón, explica que la ausencia de un presidente en el equipo les ha traído problemas legales y administrativos.

En esas circunstancias, dice, no pueden gestionar o generar recursos para el financiamiento del equipo, al punto que la participación de Los Avispones en el siguiente torneo estuvo en riesgo: no tenían dinero para pagar la inscripción y el registro de los jugadores ante la Federación Mexicana de Futbol (FMF). Tampoco para los uniformes.

Al final, obtuvieron ayuda de los gobiernos estatal y municipal de Chilpancingo. Pero la reacción de las autoridades se dio después de que los jugadores salieron a las calles a “botear” para juntar los primeros 20 mil pesos que pide la FMF para “abrir el registro”.

El desamparo. Hasta hace cinco años, el equipo de Los Avispones era propiedad del ayuntamiento de Chilpancingo, el que le daba identidad a la ciudad.

Pero después del ataque que sufrieron la noche del 26 de septiembre de 2014, en el cruce de Santa Teresa en Iguala por hombres armados y presuntos policías municipales, la FMF dictaminó que un ayuntamiento no podía ser propietario de la franquicia y entonces se constituyó la asociación civil.

Esa noche del 26 de septiembre en Iguala, el equipo de Los Avispones tomaron una relevancia nacional: uno de sus jugadores, David Josué García, y el chofer del autobús, Víctor Lugo, murieron por las balas de los armados y los policías. Otro futbolista, Miguel Ríos, resultó herido, recibió cinco balazos.

El camión en el que viajaba el equipo quedó cocido a tiros, cien aproximadamente, según investigaciones. Desde entonces, Los Avispones no tienen el respaldo completo de las autoridades.

Este año, el gobierno municipal les dio un millón de pesos, sobre todo para el pago de la nómina de los casi 35 jugadores y el cuerpo técnico, pero no se presupuestó la inscripción ni el registro.

Según integrantes de la asociación, para cubrir los gastos de toda la temporada del equipo se necesitan alrededor de 2 millones de pesos, sólo para lo indispensable.

La necesidad. Los Avispones desde hace tiempo funcionan en los límites, por ejemplo, un jugador que vive en Chilpancingo gana 500 pesos quincenales. Mientras los foráneos, que vienen de otros municipios, cobran mil pesos, que incluye su pago, hospedaje y alimentación.

“Muchas veces no tenemos qué ofrecerle a los chavos, muchos nos cuestionan que el equipo tiene 30 años y no sube de categoría, pero la razón es que mientras no se le invierta no se podrá crecer (...) A veces piensan que Los Avispones son un negocio, pero no, uno casi siempre uno sale poniendo”, dicen.

La incertidumbre económica se traduce en incertidumbre deportiva en varias ocasiones, por la falta de condiciones, los jugadores, sobre todo foráneos, se ven obligados a desertar a media temporada. Por esa razón, explica el vicepresidente de la asociación, siempre buscan registrar a más de 30 elementos, para que el equipo no se desarme.

En esta temporada ya salvaron su participación, pero la incertidumbre económica se queda. Los Avispones no cuentan con una forma de financiamiento. No se planeó nada para que fueran autosuficientes.

La propuesta del alcalde es seguirles dando el millón de pesos y les ha insistido que la asociación se abra a inversión de empresarios, pero por ahora tienen un problema más próximo: no encuentran presidente para Los Avispones.

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