Le llaman cine de ficheras porque inició contando historias que tenían como contexto un cabaret.
Luego el término se fue expandiendo y comenzó a reclutar a aquellas cintas que sexualizaban a la mujer, con personajes femeninos eróticos portando poca ropa, con guiones llenos de albures y colocando al hombre menos agraciado físicamente, como un gran conquistador.
En los 80, este cine explotó. Se requería poco presupuesto para hacerlo y al estrenarse, prácticamente llenaba las salas de cine, registrando filas de personas que podían dar la vuelta a la manzana, esperando obtener un boleto.
Ese fue el cine que le tocó a Sasha Montenegro. Si bien comenzó su carrera en el género de luchadores al lado de los gladiadores El Santo, Blue Demon y Mil Máscaras, paulatinamente tuvo que entrar al cine de ficheras pues era prácticamente lo que se hacía en el país.
De las cerca de 60 películas en que participó durante su carrera, puede decirse que una cuarta parte se encuentra enclavada en ese tipo de cintas.
Sasha Montenegro brilló en "Bellas de Noche"
La primera, “Bellas de noche” (1974), pertenece al cine de ficheras, pero en su definición más pura y donde interpretó a una mujer que es el amor de un antiguo boxeador. La cinta de hecho es una tragicomedia, algo que cambió dos años después al estrenarse la secuela, ya completamente una comedia.
“Noches de cabaret” (Las reinas del talón, 1977), es todavía, aunque en la comedia, una propuesta arriesgada, pero acorde a los tiempos de liberación femenina. Sasha interpreta a un travesti que besa a un ingeniero, causando gran confusión. Después de una serie de aventuras, el personaje se revela realmente como una mujer, que se hacía pasar por hombre.
“Oye Salomé” es quizá la última cinta de ese corte, en que lo sexy tenía un límite. En el filme de 1978, Sasha encarna dos personajes: a una chica que toca la flauta en la parroquia y también, a otra que todas las noches baila salsa en un salón, donde todos los hombres se enamoran de ella.
Ya en los 80 entraría al cine que, como ella misma decía en entrevistas, ha sido muchas veces atacado, pero que dio empleos a cineastas, actores, actrices y técnicos.
Ella siempre buscó un equilibrio en el cine que hacía, pues si bien podía hacer algo como “Blanca Nieves y sus siete amantes”, cuyo título era más un gancho publicitario porque en realidad trataba de naúfragos que se van matando entre sí, para quedarse con ella, que al final es la rescatada; se daba tiempo para participar en otras como “Pedro Navajas” y “El secuestro de Camarena”.
Ya en “La pulquería”, “Las modelos de desnudos” y “Huele a gas” fue objeto de deseo de personajes interpretados por actores como Alfonso Zayas y Rafael Inclán, quienes serían los amos y señores en el cine de ficheras.
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