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Hay algo que Susana Zabaleta junto con sus hijos Elisabetha y Matías procura en fechas decembrinas: decorar el árbol navideño con cosas recicladas, dejar de trabajar a mediados de mes y tener el estómago listo para las comilonas.
“Es la unión, quieras o no, de la familia”, dice la actriz de Sexo, pudor y lágrimas.
“Sé cocinar, pero allá tienen la idea de que yo no (risas) y es comer y comer, acabamos de desayunar y ya se está pensando en qué comer, y después de la comida nos preguntan si queremos tal o cual postre”, abunda la cantante.
Mientras ella gusta de decorar el árbol que se encuentra en la sala de su hogar, Matías pone el nacimiento en otro rincón de la misma y Elisabetha los disfruta.
“Soy ecologista, entonces para no comprar, intercambio (los adornos) con algunas amigas y familiares y así nunca es el mismo”, explica Susana.
Valoran la unión
No todas las Navidades han sido tan dichosas. Durante la pandemia, por ejemplo, Elisabetha estudiaba en Londres y pasó las fiestas acompañada sólo por un amigo.
“Y ahí nos tienen haciendo lomo de cerdo, sí nos quedó bien, pero lo comimos sólo por no dejar. Y nos fuimos a dormir cuando apenas eran las 9”, cuenta.
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Susana recuerda que en alguna ocasión su papá se enojó con uno de sus hermanos y no fue invitado a los festejos navideños.
“Estuvo fuerte y se dividió en dos la familia”, indica.
Matías, en tanto, extraña las navidades en las que no tenía preocupaciones y pasaba por alto problemas existentes en la familia.
“Conforme creces, entiendes que la vida se vuelve más individual y que hay momentos clave en los que debes parar todo para estar con la familia”, dice el joven de 20 años, quien ya presume disco y película (Héroes, 2024).
“En esta familia siempre se ha trabajado y siempre se respeta no trabajar por estas fechas, máximo hasta el día 20”, añade.

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El regalo inolvidable
La memoria de Susana viaja a cuando tenía unos 10 años de edad y pidió una bicicleta.
Se levantó emocionada, la buscó por todos lados y no encontró nada. Cuando fue con su mamá, ella le dijo que buscara bien, pero efectivamente no estaba.
“Y resulta que se la había llevado uno de mis hermanos, así, sin problema. Cuando regresó ya ni me acuerdo qué le dije, pero bien no le fue”, bromea la cantante.
Eli, por su parte, tenía unos cinco años cuando le fueron regaladas 12 bailarinas que habían salido en una película de Barbie. Nada mal para una pequeña que sólo había pedido un par de ellas.
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“Se volaron la barda. Ya no las tengo, se regalaron después, pero no olvido que las hayan ido a buscar por todos lados”, apunta.
Los intercambios subidos de tono también formaron parte de las tradiciones, revela Matías.
“Tiene rato que no hacemos porque si nos machábamos; hasta unos calzones usados recibí”.
Los tres se preparan para un 2026 activo: Susana y Elisabetha protagonizarán dos series como madre e hija; mientras Matías continuará con las presentaciones de Lazos rojos, su álbum debut.
“El próximo año viene bien”, subraya Susana.
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