le da vida a Alicent Hightower en “La Casa del Dragón”. Su personaje antagonista se ha convertido en uno de los más destacados de la exitosa serie. Y si bien hoy es muy popular con este protagónico, lo cierto es que alcanzarlo no fue para nada sencillo. Ella debió sortear varios obstáculos antes del casting para llegar a tener el papel.

  1. La depresión

Ella estaba convencida de que quería el papel de la esposa del rey Viserys en . Fue por ello que tal vez ni siquiera la paralizó la depresión que sufrió a los 22 años mientras filmaba “Bates Motel” en Canadá. Y si bien esto pudo haberle frenado para presentarse en el casting lo cierto es que ni lo pensó.

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  1. La mentira piadosa

Cuando Olivia Cooke era entrevistada estuvo dispuesta a todo, incluso hasta mentir para quedarse con el personaje. Ella jamás vio “Juego de Tronos” ni mucho menos leyó los libros de George R.R. Martin en los que se inspiró la serie. Sin embargo, cuando le consultaron sobre el tema afirmó rotundamente que había visto todos los episodios de la precuela y había leído los libros.

  1. Otra mentira, pero peligrosa

En “La Casa del Dragón” no faltan los caballos y mucho menos los personajes montando uno de ellos. Por eso le consultaron a la actriz británica si tenía dominio en la materia. Otra vez mintió y dijo que sí, aunque jamás se había subido a ninguno. Pese a ello, logró pasar el casting y por un amplio margen.

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  1. La resaca del primer día

El primer día de filmación Olivia Cooke llegó con una resaca espantosa. Es que la noche anterior llevó una botella de vino al lugar donde había sido invitada para celebrar y todo se salió de control. “No recuerdo llegar a casa. Recuerdo que agaché la cabeza para recogerme el pelo y hacerme una coleta, y después caí muerta”, recordó la actriz.

  1. El diente roto

Previo a llegar al set, el primer día, y tras despertar con la resaca pronto se dio cuenta de que algo raro tenía. No faltó mucho para que la actriz de “La Casa del Dragón” notara que uno de sus sientes se había quebrado. El problema era que el hueco podía verse aún incluso mientras tenía la boca cerrada.

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