cesar.huerta@eluniversal.com.mx

Hay algo que a Nina Rubín le sorprende de su mamá, la conductora Andrea Legarreta, cada que está con ella: el tiempo que le dedica a tomar fotos a todo lo que se le ocurra.

“Y es una persona que siempre ayuda a todos, ¡hasta a quienes no le caen bien les responde con calidez!”, dice la adolescente.

A escasos centímetros sonríe Andrea, mientras que, a través de la pantalla de su teléfono, mide luz para sacar una instantánea.

Las dos acaban de trabajar juntas en la comedia Mamá se fue de viaje, que estrena hoy en cines, recreando en la ficción los roles que tienen en su vida normal.

En la versión mexicana, igual que la original argentina, el hogar se vuelve desastroso con la ausencia de la mujer, con los hijos a cargo del papá (Martin Altomaro).

“Me encanta esta forma de dar un apapacho a estas amas de casa, quienes siempre están en friega, todo el tiempo ven y hacen todo por la familia”, considera Legarreta.

“Que seas ama de casa no significa que no se hace nada sino, al contrario, se hace mucho más que otras”, añade mientras recuerda que su propia madre siempre le evitó que sufriera por cosas de niña.

Mamá se fue de viaje marca el retorno de Fernando Sariñana a la dirección, tras casi 10 años alejado.

“Estaba escribiendo otro guión porque ya llevaba tiempo de no filmar y de pronto me mandaron no el guión sino la película (argentina) porque deseaban hacer un remake.

“¡La idea no me encantaba, pero vi que había una manera de mexicanizarla, de hacer otras cosas y ahí está ya”, comenta el cineasta.

Comenzó el reclutamiento del talento y Andrea y Nina ganaron el derecho. En el set no había consentimiento de la adulta a la pequeña, se estableció una relación profesional.

“No era sentir apapachos sino ver que todo era una gran familia”, recuerda Nina.

A Martín Altomaro le toca ser el papá de la familia, que es un clan conformado por cuatro hijos.

“Mucho del personaje lo saqué de ver a la banda que quiero mucho, que la he visto pasar por este momento de la vida en que está dejando pasar a la familia a un segundo grado, obsesionado con cosas de trabajo, un posible ascenso y eso.

“Es algo que nos pasa a todos, pero entonces hay que ver por qué no vivimos, por qué no mejor gozamos las cosas”, reflexiona.

Google News

TEMAS RELACIONADOS

Noticias según tus intereses