La semana pasada les conté sobre la génesis del diario metropolitano El Centro fundado en 2007 y los detalles sobre la construcción de su equipo de foto. Como lo mencioné en la columna anterior, a todo proyecto periodístico lo define básicamente sus productos editoriales, y es por ello que ahora les cuento de los espacios dedicados a la imagen en aquella redacción.

Desde la primer semana en circulación, le destinamos a las páginas centrales del diario, la sección fotográfica Eje Central, se trataba de un espacio que los miércoles estaba dedicado a la fotografía con ensayos e historias visuales que cada fotógrafo proponía o se le asignaba desde la coordinación de foto. En aquel espacio publicamos la historia de una teibolera, los 50 años de la Torre Latino y el danzón en la ciudadela, entre otros temas.

Para finales de 2007, y gracias al apoyo decidido de la dirección del diario, se puso en circulación el suplemento semanal de foto llamado En la Mira que durante 44 semanas presentó lo mejor de la producción de aquel staff en combinación con colaboradores externos como Gregory Colbert, Narciso Contreras, Héctor García, Francisco Mata y Federico Gama; y en donde también se publicó lo mejor de PHotoEspaña y los 15 años de la revista Cuartoscuro. Dicho suplemento tenía como característica adicional, que cada edición contaba con la colaboración de diversas plumas, debutando con Fabrizio Mejía sobre tribus urbanas, Edgardo Bermejo desde China, o Laura Emilia Pacheco, Ana Clavel y Elizabeth Romero entre muchos otros.

La Mirada de Cuéllar, era una página semanal que rescataba los mejores retratos del archivo fotográfico de Rogelio Cuéllar, quien cuenta con el mejor acervo visual conocido en México sobre intelectuales y artistas como Carlos Monsiváis, Vicente Leñero, Octavio Paz, Carlos Fuentes, Toledo, José Luis Cuevas, Gabriel Macotela, Elena Poniatowska y José Emilio Pacheco entre muchísimos otros. Esta página también ofrecía una breve historia de cuando la imagen había sido tomada.

Con la finalidad de rescatar un viejo género que alguna vez el diario La Jornada había hecho propio, La Callejera fue un espacio cotidiano en las páginas del diario donde intentábamos fotografiar nuestra ciudad fuera de las imágenes clásicas.

A este último esfuerzo se sumó una página semanal, llamada Historias de la Ciudad, que reunía con cuatro o cinco imágenes y un breve texto, una pequeña historia que le ponía rostro a temas de la urbe.

Y cuando cumplimos el primer año, en un hecho insólito en la prensa mexicana, el diario le dedicó el 90% de su espacio a un enorme suplemento fotográfico de los mejor del año a nivel nacional e internacional. Los lectores de El Centro recibieron así un ejemplar de colección para recordar lo que nos había sucedido a través de la memoria colectiva con el trabajo de todos los fotógrafos del diario. Simultáneamente se preparó la primer exposición fotográfica del diario, en aquel febrero de 2008.

Y aunque el origen de esta columna se dio en otro espacio, en aquel diario se publicaron 100 entregas bajo este mismo título, en las que registramos detalles y datos sobre fotoperiodismo, exposiciones y novedades editoriales en torno a la imagen.

Con esta columna cierro este sencillo recuerdo de lo que fue aquel diario, a diez años de su fundación, en donde debo señalar también que conocí a muchos de mis ahora entrañables amigos y con quienes compartí enormes experiencias.

Saludo desde aquí a varios de ellos, amigos y colegas de aquella redacción tan disfuncional y divertida: Sheila Amador, Gabriel Pérez Osorio, Omar Fierro, Raymundo Sánchez, Adrián Castillo, Jorge Guzmán, Héctor Zamarrón, Julián Andrade, Daniela Pastrana, Esteban Gutiérrez, Ana Francisca Vega, Risco, Carlos Díaz Barriga, Mael Vallejo, José Luis Tapia, Elena Michel, Hilda García, Julio Aguilar y Fernando Montoya entre muchos, muchos otros colegas de aquel entonces. Tan Tan.

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