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Van varias ocasiones en que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se refiere al presidente mexicano Enrique Peña Nieto como “un buen hombre”, “un hombre maravilloso”. Lo hizo varias veces en campaña y apenas ayer, previo al Súper Tazón y en un horario de máxima audiencia, le dijo a la cadena Fox que Peña “es un buen hombre y nos llevamos muy bien”, pero también cuestionó su capacidad para gobernar al señalar que “tienen problemas para controlar varios aspectos de su país, no hay duda de eso, y yo diría que el de las drogas y los cárteles es el número uno (de esos aspectos)”.
Así que, a estas alturas y después de polémicas, negativas y desmentidos, no queda duda de dos cosas: Donald Trump piensa que Peña Nieto es “un buen hombre” pero no controla lo que sucede en México, especialmente el problema del narcotráfico; y que el presidente de Estados Unidos sí ofreció “apoyo militar” al Presidente de México y éste, lejos de rechazar algo que amenaza la soberanía que dice defender, se mostró “muy dispuesto” a recibir la ayuda estadounidense. “Él parecía tener mucha voluntad de obtener ayuda de nosotros porque tiene un problema (...) Y es un problema real para nosotros”, dijo Trump sobre su conversación telefónica con el mandatario mexicano.
Lamentablemente los mexicanos no tenemos acceso a la versión de nuestro Presidente sobre esa plática o al menos a esa parte de la conversación telefónica del viernes 27 de enero que desató tanta controversia y que la Presidencia mexicana no ha considerado importante informarnos. Tenemos que atenernos a lo que dice Trump de esa plática y a lo que antes filtraron, con claras intenciones negativas, funcionarios de la misma Casa Blanca.
Y en esa única versión disponible, con todo lo sesgada y convenenciera que puede ser, los cárteles mexicanos son los únicos responsables de “envenenar a los jóvenes y la población” de Estados Unidos, aunque Trump nada dice del desbocado y creciente consumo de drogas de los estadounidenses y de las redes internas de distribución que mueven y comercializan la droga en todas sus ciudades y en las que también hay narcos y cárteles formados por estadounidenses.
En todo caso, nos queda claro que en esta guerra que la nueva administración de Estados Unidos le ha declarado a México —comercial, migratoria, de política exterior y ahora también de poner en duda públicamente las capacidades del gobierno mexicano— se enfrentan la maldad declarada y manifiesta del presidente Trump contra la “bondad”, que a veces raya en la ingenuidad, también manifiesta del presidente Peña, que aún cree en la “amistad” y en la “relación constructiva” con quien públicamente lo considera “bueno, pero incapaz”.
Ninguno de los grandes pensadores y filósofos que describieron y analizaron al hombre político y la labor de gobierno y del poder, desde Platón, Aristóteles hasta Maquiavelo, consideraron nunca la “bondad”, al menos no en el término de la moralidad que es aplicable al ciudadano común. Mientras Maquiavelo de plano descarta la bondad como cualidad para un buen gobernante y le atribuye más bien cualidades y licencias éticas que lo acercan más a la maldad para distinguir y enfrentar a sus “enemigos”, Platón considera más importante la sabiduría y el conocimiento para los gobernantes, ya que no es tarea de ignorantes “dirigir los rebaños humanos”; en tanto que Aristóteles sí destaca la virtud, la educación y las costumbres como características de un gobernante, pero también advierte que no es la misma virtud y bondad la que requiere un ciudadano que la que necesita un gobernante. La tesis aristotélica puede resumirse así: “Todo buen gobernante es un buen hombre, pero no todo buen hombre es un buen gobernante”. Esa parece ser la visión que Trump tiene de Peña “es buen hombre pero no buen gobernante”. ¿Y usted cuál de las dos cualidades le atribuye al presidente?
NOTAS INDISCRETAS…“Ni líderes de gobierno preponderantes, ni factores económicos o políticos, ni circunstancias coyunturales” definen el destino o el cambio en México, dijo ayer el presidente de la Suprema Corte, Luis María Aguilar, en el centenario de la Constitución. “La guía se encuentra en el texto fundamental a través de los principios de autodeterminación y no intervención”, completó el ministro desde Querétaro…El que reapareció ayer tras varias semanas de ausencia por una operación quirúrgica fue Luis Serna, influyente secretario particular del jefe de Gobierno, Miguel ÁAngel Mancera. Serna supervisó todos los detalles de la ceremonia de promulgación de la Constitución de la Ciudad de México, evento que reunió a toda la clase política de la capital…Los dados abren con Serpiente. Mala señal.
sgarciasoto@hotmail.com