Ayer el Presidente nombró a Luis Videgaray como secretario de Relaciones Exteriores. Le pareció oportuno aprovechar el acto solemne para improvisar una reacción frente al movimiento social que crece en el país en contra del gasolinazo.

Alguien en su oficina debió aconsejarlo sobre la impertinencia de enviar mensajes tan contradictorios. Hace dos años fue Luis Videgaray quien, desde la Secretaría de Hacienda, propuso la liberación del precio de la gasolina. Él es responsable principal del argumento que hoy tiene encabritados a los mexicanos. Si realmente Peña Nieto compartiera la molestia que genera esta medida no habría aprovechado el momento para tan falsa empatía hacia los ciudadanos.

Esta fue la primera mentira del discurso que pronunció el Presidente el día de ayer. Luego vino el segundo embuste: dijo que el gasolinazo no se debió a la reforma energética. Y sin embargo tal reforma previó la entrada de competidores al mercado de combustibles —diesel y gasolina— para romper el monopolio de Pemex. Con este objeto se modificó el esquema de precio único liberando el costo en casi un 20%.

Que el gasolinazo no fue causado por la reforma hacendaria es el tercer engaño. En esa otra iniciativa se previó que el precio de ambos hidrocarburos sería determinado por los valores internacionales. Hasta diciembre pasado, México contaba con una banda que establecía mínimos y máximos en el precio, independientemente de lo que sucediera con el valor de estos productos fuera del país.

Si la diferencia entre los precios nacional e internacional de la gasolina era grande, la SHCP entraba a subsidiar la brecha. En 2008, por ejemplo, los contribuyentes aportamos alrededor de 300 mil millones de pesos para cubrir el faltante. Algo así como cinco veces el costo del entonces programa Oportunidades, o el equivalente a toda la inversión del Estado mexicano para financiar el sistema de seguridad.

La reforma hacendaria de Peña Nieto se diseñó, entre otras cosas, para terminar con este subsidio y ni él, con todo y su investidura presidencial, puede negar lo obvio.

La cuarta mentira es echar la culpa del gasolinazo al incremento en los precios internacionales. Si la reformas energética y fiscal no hubieran abierto la competencia, liberado los precios y cortado el subsidio, hoy no se observaría un incremento tan dramático de los combustibles.

Es cierto que, a estas tres variables se añade como problema la devaluación de la moneda mexicana, cuestión que incrementa el costo de la gasolina importada. Sin embargo, por la misma razón, Pemex está teniendo mayores ingresos con las exportaciones de crudo. Antes se compensaban las pérdidas de un lado con las ganancias que se obtenían del otro. Pero eso ya no es posible después de las reformas.

La quinta ficción de ayer fue cuando el Presidente dijo que se trataba de “una medida responsable y consistente para preservar la estabilidad de la economía del país”. ¿Qué tan responsable puede ser el gasolinazo? Las reformas mencionadas previeron todos estos movimientos —competencia y liberación del precio— para enero de 2018 y sin embargo el gobierno decidió adelantar la medida. ¿Por qué?

La explicación ofrecida tiene que ver con el subsidio. Si se mantenía la banda de precios durante este año de terremotos financieros, podía suceder otra vez que el contribuyente terminara aportando una cantidad similar a la de 2008. Pero también cabe que la explicación al adelanto de las manecillas sea otra: el año próximo habrá elecciones y el Presidente no quiso que tan tremenda medida fuera a lastimar los votos del PRI.

Peña Nieto entiende poco de economía, pero cuando se trata de elecciones, lo sabe casi todo. Mejor quemar los cartuchos ahora que dentro de doce meses. No le importó por tanto que el gasolinazo ocurriera cuando Donald Trump ha puesto en jaque a la economía mexicana, cuando la presión inflacionaria es grave, cuando el precio del peso se muestra tan volátil y cuando los ánimos sociales andan desbocados.

La séptima mentira de ayer fue decir que “el gobierno está trabajando en medidas a favor de los segmentos más vulnerables de la población.” Falso de nuevo. No hay nada previsto para mejorar el transporte popular y así paliar el alza de la gasolina. Tampoco hay una apuesta por construir los ductos que trasportan combustible hacia las regiones apartadas del país, donde los precios escalarán porque faltan décadas para que haya competencia.

ZOOM: Se entiende que haya pedido a Luis Videgaray que regrese. La dependencia que tiene con este personaje público es grande. Además es un político mexicano que está en buenos términos con el próximo presidente de Estados Unidos. Sin embargo, ¿para qué arruinar la ocasión hablando del gasolinazo? Me temo que ha perdido el sentido común; ese que se obtiene del contacto sincero con los comunes.

www.ricardoraphael.com

@ricardomraphael

Google News

TEMAS RELACIONADOS

Noticias según tus intereses