Invariablemente, los males y los bienes de las decisiones públicas tienen una raíz. Un origen. No pocas veces de larga data. Con frecuencia, eso suele olvidarse. O ignorarse. Ora por lo uno, ora por lo otro, llevan a la incomprensión de sus resultados en un momento determinado. Y a imputar culpas o responsabilidades a quienes no las tienen. Tal es el caso de la tristemente célebre Ruta 100.

Considerada una respuesta eficiente a las necesidades de transporte urbano del DF en su momento, allá por 1981, prestó un servicio que fue declinando. A raíz de eso, desapareció en 1995.

Esa decisión, asumida por Óscar Espinosa Villarreal, regente del DF, intensificó la privatización del transporte público. Y ahí entró el inefable Manuel Camacho Solís, quien lo convirtió en un enorme negocio particular mirando al sueño que jamás pudo alcanzar y que aún debe estar llorando en el infierno.

Ese personaje, quien murió inmensamente rico, cedió espacios a los concesionarios de microbuses. Y también les transfirió cientos de unidades sustraídas de la R-100. Es de suponer que las conocidas prácticas que lo caracterizaron le hayan redituado unos miles de millones de pesos por esa maniobra como por otras.

Derivado de las crisis permanentes en que ha estado el transporte público, se implementó un programa de modernización que, sin resolver el problema, aumentó las ganancias de Camacho y su clientelismo en ese ámbito.

En 1989 decretó el primer Hoy No Circula sin justificación. Quería alimentar su negocio de los microbuses. Y esas hojas de lata, que siguen circulando después de casi treinta años, son las que por intereses económicos y políticos no han podido sustituirse.

Con la chatarra que quedó de la Ruta-100, se construyó la Red de Transporte de Pasajeros del Distrito Federal. Su objetivo es brindar ese servicio preferentemente en zonas periféricas de la capital. Pero deja mucho que desear.

Y ahí está, en buena medida, una de las principales fuentes de la inconformidad social que prevalece en la Ciudad de México por el transporte público. Es malo, ineficiente, insuficiente, lento, sucio y altamente inseguro y contaminante. Eso es inobjetable.

Los gobiernos que siguieron al de Camacho Solís, asumieron medidas que sólo paliaron el problema. No lo resolvieron de fondo. Su peor epígono fue Marcelo Ebrard, que no sólo no lo atendió, sino que, igualmente ambicioso que su maestro, hasta lo superó. El fraude con la Línea Dorada así lo acredita.

Camacho y Ebrard han tenido vidas paralelas en cargos, ambiciones y rotundos fracasos. La existencia de aquél se cubrió de amargura luego de que no pudo alcanzar la nominación presidencial. Lleno de iracundia, rompió las reglas del, y, el sistema, al no solidarizarse con la postulación de Colosio. La de su pupilo es incertidumbre.

¡Ah, pero claro! Hoy que junto con otros factores que generan altas concentraciones de ozono, inmovilidad de automotores y de personas, más polución y doble Hoy No Circula, lo que fundadamente irrita a la población, hay que encontrar un culpable y crucificarlo por el pésimo transporte.

¡Qué mejor oportunidad para llevar al máximo nivel de escarnio, ataques, críticas y exigencias al jefe de Gobierno de la Ciudad de México! Sólo él, para quienes no conocen o desestiman los antecedentes del problema, sería el único culpable.

Miguel Ángel Mancera no ha evadido el papel que le corresponde en la solución al problema de la contaminación. Sigue buscando recursos para atenderlo. Ha diseñado un programa que en breve entrará en vigor y, para preservar la salud de la gente, ha dispuesto cambios al programa Hoy No Circula.

Pero lejos de estimarse los esfuerzos que despliega, con los que asume los costos y arriesga su capital político en observancia de su deber primero y más elevado, ese primum bonum que es el bienestar de sus gobernados, lo que tiene es incomprensión.

La inteligencia de muchos mexicanos que usan las redes sociales, los obliga a ser más ecuánimes, tolerantes y objetivos en su análisis. Por justicia, deben recordar los antecedentes de ese personaje maquiavélico que fue Manuel Camacho Solís. Si en vida no hubo quién le imputara su deshonestidad, cinismo y traición, hay que hacerlo ahora para entender la herencia de la descomposición del transporte público que padecemos.

SOTTO VOCE… Miguel Osorio Chong, titular de Gobernación, le da un sentido social a su discurso al afirmar que la pobreza se supera con educación… Jesús Patiño Soto, destacado profesional del Derecho y la contabilidad, será homenajeado por el Colegio de Contadores el próximo miércoles. Más que merecido… Eruviel Ávila continúa firme en su propósito de implantar una nueva estrategia que dé resultados en el muy corto plazo en materia de seguridad y nuevos servicios para los habitantes del Estado de México.

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@mariobeteta

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