Javier Duarte visitó al menos dos veces Brasil entre 2010 y 2013 para reunirse con los máximos ejecutivos de la constructora Ode-brecht. Voló en avión privado y se hizo acompañar, además de su esposa Karime Macías, de su mano derecha Moisés Mansur y de empresarios como Eustaquio de Nicolás, fundador de la desarrolladora de vivienda Homex, acusada por la SEC de cometer un fraude contable de 3.3 mil millones de dólares. Según una fuente, eran viajes de derroche: cenas con vinos caros, hospedajes de lujo, choferes privados. Brasilia, Río de Janeiro, Sao Paulo y, finalmente, Salvador de Bahía, donde Ode-brecht tiene sus oficinas principales. Duarte había ido a negociar la mayor inversión privada de su administración y del país: la del complejo petroquímico Etileno XXI, en Coatzacoalcos, Veracruz. Más de 5.2 mil millones de dólares se destinarían al recinto industrial, enfocado a la producción de polietileno y con el cual Pemex se comprometió a suministrarle etano por un plazo de 20 años.

En octubre del 2013, después de su última gira en Brasil, Duarte se sintió con ganas de anunciar la multimillonaria inversión. Para ello, convocó al entonces director general de Pemex, Emilio Lozoya, y al presidente del grupo Odebrecht, Marcelo Odebrecht. “(Esta inversión) es un filón de oro, como se dice coloquialmente, que vamos a aprovechar para un mayor crecimiento económico de miles de familias de todo Veracruz”, dijo un Javier Duarte con barba crecida y más de 100 kilogramos de peso: estaba en la plenitud del poder.

Al evento también asistió Luis Weyll, el entonces director general de Odebrecht México y director superintendente del Grupo Braskem, la filial con la que ganaron el multimillonario contrato de Etileno XXI. “Veracruz es un estado que ofrece todas las condiciones atractivas para la inversión privada. Tenemos un gobierno comprometido, liderado por Javier Duarte y su equipo, que están abocados en la atracción de inversiones”, dijo Weyll en medio de aplausos que dibujaron una sonrisa en la cara del entonces gobernador veracruzano. Era la sonrisa de quien se sentía todopoderoso e intocable.

Luis Weyll fue nota este fin de semana, luego de que la revista brasileña Veja lo implicara en los presuntos pagos de sobornos de Odebrecht en México, junto con el ex director general de Pemex, Emilio Lozoya.

La información fue retomada por Mexicanos contra la Corrupción, quien publicó un documento del Supremo Tribunal brasileño en el que se consigna la acusación que realizó el director de la Oficina de Operaciones Estructuradas de Odebrecht, Hilberto Mascarenhas, en contra del exdirector general de Pemex, Emilio Lozoya, durante una reunión programada por Weyll.

El documento, firmado por el ministro Edson Fachin, expone que según la acusación del Ministerio Público el colaborador Hilberto Mascarenhas reportó la solicitud en noviembre de 2014 para hacer pagos ilícitos con valor de 5 millones de dólares a Emilio Lozoya. El ex director general de Pemex negó lo publicado por Veja. “Esta nota sobre el caso Odebrecht menciona mi nombre y señala tendenciosamente y falsamente que incurrí en actos ilegales como director general de Pemex”, expuso.

Ni la Procuraduría General de la República (PGR) ni la Función Pública ni Pemex se han pronunciado al respecto. Al contrario, buscan mantener en secreto el nombre de los involucrados, cuya información, sin embargo, podría ser revelada en junio por las autoridades brasileñas el próximo 1 de junio.

Ayer, un juez de Estados Unidos ordenó a Odebrecht pagar 2 mil 600 millones de dólares por sobornar a funcionarios de al menos 12 países (incluido México) para adjudicarse contratos. La constructora brasileña se declaró culpable de haber realizado pagos secretos por unos 788 millones de dólares a funcionarios gubernamentales. Asimismo, su filial Braskem fue multada con 632 millones de dólares en enero.

Marcelo Odebrecht, presidente de la constructora brasileña, con quien Javier Duarte, Emilio Lozoya y el presidente Peña Nieto se reunieron en algún momento con motivo de las inversiones de su empresa en México, fue arrestado y encarcelado en junio del 2015.

El 22 de junio del 2016, el presidente Enrique Peña Nieto pasó de largo la inauguración de Etileno XXI. Prefirió enviar al secretario de Energía, Pedro Joaquín Codwell, y al actual director general de Pemex, José Antonio González Anaya, pese a que de acuerdo con la página de Presidencia y su cuenta de Twitter —donde se publican todos sus actos oficiales— ese día el mandatario no tuvo otras actividades.

Ya se veía venir el escándalo.

Posdata 1. Otro hilo que une a Javier Duarte con Pemex y, por ende, con Odebrecht —empresa que presuntamente pagó al menos 10.5 millones de dólares a funcionarios de la petrolera para obtener contratos en México— es su relación con el líder del sindicato petrolero, el oscuro Carlos Romero Deschamps, a quien le llama “Padrino”. Romero Deschamps y Fidel Herrera, quien también es padrino político de Duarte, tejieron una sólida relación durante su mandato, por los enormes intereses que tiene Pemex en Veracruz.

Posdata 2. Odebrecht no está sola. En buena parte de los proyectos que obtuvo entre 2010 y 2014, periodo en el que supuestamente se entregaron los sobornos, la brasileña participó en consorcio con otras empresas. Las mexicanas Idesa, Grupo R, Arendal e ICA, y la ítalo-argentina Techint. Seguiremos con el tema.

Twitter: @MarioMal

Correo: mario.maldonado.padilla@gmail.com

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