El jueves pasado, Carlos Romero Deschamps, líder del sindicato petrolero, se tomó el tiempo para ‘atender’ unos segundos a la prensa. No es su estilo. En realidad, suele desdeñar a los medios de comunicación y a los periodistas, especialmente a aquellos que han exhibido su opulencia, como sus relojes de 35 mil dólares y sus viajes en aviones privados a destinos exóticos. Tampoco le agradan quienes lo han retratado en la Cámara de Senadores hojeando revistas de yates desde su curul, ni los que han publicado que recibe (y no transparenta) más de 50 mil pesos por hora en cuotas sindicales, apoyo económico y gastos de viaje.

Pese a todo esto, el líder del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM) decidió salir de su hermetismo para pronunciarse sobre un asunto que ha afectado al país desde hace décadas, pero que explotó la semana pasada con los enfrentamientos entre el Ejército y los llamados huachicoleros: el robo de gasolina de ductos de Pemex y las mafias detrás de este ilícito que le cuestan a los mexicanos cerca de 20 mil millones de pesos al año.

Romero Deschamps le dijo a los reporteros que ‘estaría’ a favor de endurecer las penas para quienes ordeñan los ductos de la empresa productiva del Estado. “No estaríamos en contra de que se endurecieran las penas… es una sangría [para las finanzas Pemex] y todas las sangrías afectan”, dijo el senador del PRI, así, usando un verbo condicional, como suele hacerlo cuando habla de algo que podría involucrar a su sindicato.

Por años, los disidentes del STPRM han denunciado que los principales líderes de sección están involucrados en el robo de los combustibles. En 2015, en una carta dirigida al presidente Enrique Peña Nieto, al secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, y al entonces titular de la Procuraduría General de la República (PGR), Jesús Murillo Karam, Jorge Fuentes García, coordinador general de la Gran Alianza Petrolera y el Frente Nacional Petrolero, denunció a Romero Deschamps y a su círculo cercano

“El presidente del Consejo General de Vigilancia, Luis Ricardo Aldana Prieto; el secretario general del gremio, Carlos Romero Deschamps, y socios y amigos del dirigente son los que controlan gasoductos y oleoductos a lo largo y ancho del país, donde se encuentran tomas clandestinas de gas, diésel, gasolina y otros derivados del petróleo”, denunció Fuentes García.

Aldana Prieto, por cierto, es jefe de la sección sindical 40 con sede en la Ciudad de México, pero con amplia influencia en Puebla, Querétaro e Hidalgo, algunos de los focos rojos de la ordeña de ductos. La entidad con más tomas clandestinas es Puebla, donde se dieron recientemente los choques entre el Ejército y los huachicoles. Se estima que en el llamado Triángulo del Huachicol hay mil 762 tomas.

En 6 de febrero pasado, Carlos Loret de Mola, columnista de esta casa editorial, tituló así su columna Historias de Reportero: “En Pemex también sospechan que el sindicato roba combustible”, en la que asevera que, de acuerdo con funcionarios y ex funcionarios de la petrolera, “es secreto a voces” que el STPRM tiene que ver en la ordeña de gasolinas.

Al respecto, fuentes de Pemex confirmaron que el sindicato que lidera Romero Deschamps no sólo tiene relación con este ilícito, sino que ha cabildeado fuertemente para que no se combata con eficiencia. Loret de Mola expone en su columna que el STPRM se opuso a la compra de equipo tecnológico de última generación para vigilar 95% de los poliductos y oleoductos. Asimismo, la compra y arrendamiento de aeronaves por parte de Pemex en convenio con la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) durante la administración de Emilio Lozoya también fracasó, pues el robo de combustible sólo ha aumentado.

¿Quiénes más estarían relacionados con la ordeña de ductos? Los dirigentes de las secciones 24 de Salamanca y Celaya, Guanajuato, Fernando Pacheco Martínez, y 15 en el Estado de México, Manuel Limón Hernández.

El secretario de Hacienda, José Antonio Meade, admitió que es probable que personal de Pemex esté involucrado en el robo de combustible. La gran pregunta es si, junto con el director general de Pemex, José Antonio González Anaya, y el titular de la PGR, Raúl Cervantes, van a seguir haciendo caso omiso de las denuncias contra el sindicato. Quizá esta vez al menos sí se pongan a investigar.

Aunque se escucha romántico cuando uno recuerda que el director general de Pemex, González Anaya, es amigo del líder sindical y departen en fiestas, o que la cúpula del PRI opta por desviar las conversaciones y desestimar las acusaciones que pesan en contra Romero Deschamps, porque la petrolera ha servido para financiar campañas.

Una señal en otra dirección, como la de investigar la relación del STPRM con el robo de combustible, sentaría un muy buen precedente y ayudaría a la imagen del presidente Peña.

Pero todo parece indicar que Romero Deschamps seguirá placeándose por todos los restaurantes de lujo de la Ciudad de México, acompañado de amigos y socios, sin la más mínima preocupación, bebiendo whisky con agua mineral, carcajeándose y pidiéndole a los desconocidos que apaguen y guarden sus celulares antes de sentarse a la mesa a negociar.

Twitter: @MarioMal.

Correo: mario.maldonado.padilla@gmail.com

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