José Antonio Meade sigue con los reflectores encima, tratando de evitar que el fuego que viene del norte se propague entre los inversionistas. Ayer, el secretario de Hacienda fue a la Bolsa Mexicana de Valores (BMV). Se sentó al lado de su amigo Jaime Ruiz Sacristán. Bromeó. Respondió preguntas de periodistas y lanzó algunos mensajes con destinatario, como que “México por sí mismo es una economía importante” y que, pase lo que pase, “por razones de su geografía seguirá siendo relevante”.

El optimismo –acaso desmesurado– del secretario de Hacienda, y hasta el buen humor con el que enfrenta los cuestionamientos sobre la crisis que podría venírsele a México, hacen pensar que el gobierno federal ahora sí tiene una estrategia para enfrentar a Donald Trump. ¿Cuál? No se sabe, pero hay versiones que apuntan a que la mancuerna Meade-Videgaray tiene listo un plan de contingencia para el próximo año.

Apuntalar la inversión doméstica es una de las apuestas y para ello se están entablando reuniones al más alto nivel con la Iniciativa Privada. Lo más probable es que el primer trimestre del próximo año se anuncien medidas fiscales para incentivar la inversión de empresas mexicanas en el territorio nacional, al tiempo que se impulsan instrumentos como la Fibra E para financiar proyectos de energía e infraestructura, particularmente de Pemex y CFE.

Ayer, precisamente, Meade encabezó, junto con Jaime Ruiz Sacristán, presidente de la BMV, la celebración de las primeras colocaciones de la Fibra E y CerPi, que llevaron a cabo Fibra Vía y Mira Manager, respectivamente. La Fibra E, cuyo activo principal es la autopista México-Toluca, de Pinfra, levantó recursos por 11 mil 835 millones de pesos en octubre pasado.

Meade adelantó que el próximo año la Comisión Federal de Electricidad retomará la colocación de bonos a través de la Fibra E, misma que pospuso este año. La CFE esperaba captar unos 10 mil millones de pesos en un primer proyecto con garantías de líneas de transmisión, pero su división dificultó la operación, aunado a la salida de Enrique Ochoa de la dirección general para convertirse en el nuevo presidente del PRI.

En cuanto a Pemex, la apuesta serán las alianzas como la anunciada recientemente con la estadounidense Chevron para concursar en la Ronda 1.4 de licitaciones de campos en aguas profundas, la cual se celebrará el próximo 5 de diciembre.

Este tipo de alianzas fueron a promocionar José Antonio Meade
y el director de Pemex, José Antonio González Anaya, a Londres y a Nueva York.

No obstante, Pemex también planea retomar su estrategia de monetizar activos a través de la Fibra E, que dicho sea de paso ofrece un régimen fiscal privilegiado a los inversionistas. Los activos más atractivos de la petrolera mexicana son sus ductos, tras la apertura a la importación de gasolinas y de cara a la liberalización de los precios a partir del próximo año.

El discurso que sostiene Meade para asegurar que la inversión extranjera seguirá llegando al país, además del desgastado slogan de la estabilidad económica y las reformas estructurales, es que hay proyectos e instrumentos suficientemente atractivos para invertir en México. Entre ellos, menciona recurrentemente el Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México y la cuestionada Red Compartida Mayorista que se le otorgó hace poco al sui géneris Grupo Altán.

Sin embargo, el secretario de Hacienda no puede tapar el Sol con un dedo. Aun cuando el mercado bursátil mexicano ha mantenido un aceptable ritmo de colocaciones de capital y deuda, al tiempo que instrumentos como las Fibras, los CKDs y los CerPis comienzan a ser más atractivos, el reto será convencer a nuevas empresas de financiarse en el mercado local.

El efecto Trump ya descarriló al menos tres Ofertas Publicas Iniciales que se tenían previstas este año, las cuales fueron pospuestas, en el mejor de los casos. Hablamos de la tequilera Cuervo, del retailer Grupo Axo y de Fibra Resort. El reto de Jaime Ruiz Sacristán y José Oriol Bosch, presiente y director general de la BMV, respectivamente, será lograr concretar estas colocaciones el próximo año y atraer más.

Dentro del optimismo de José Antonio Meade, empero, también cabe la posibilidad de que “los retos (para México) se exacerben” y que la incertidumbre “difiera (más) proyectos de inversión.

Menos mal que en el ‘mundo rosa’ del gobierno federal también se alcanzan a ver nubarrones. Ojalá que el deseo de la dupla Meade-Videgaray de convertirse en la carta fuerte del PRI para el 2018 sea tan sólido como la estrategia que preparan para enfrentar a Trump el próximo año… porque de eso va a depender su candidatura.

@MarioMal

mario.maldonado.padilla@gmail.com

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