El 22 de junio pasado, el presidente Enrique Peña Nieto pasó de largo la inauguración de uno de los proyectos privados más grandes de su administración: el complejo petroquímico Etileno XXI, líder en su tipo en Latinoamérica, el cual requirió una inversión de 5 mil 200 millones de dólares y el financiamiento de 17 bancos nacionales y extranjeros.

El Presidente prefirió enviar a Coatzacoalcos, Veracruz, al secretario de Energía, Pedro Joaquín Codwell, y al director general de Pemex, José Antonio González Anaya. De acuerdo con la página de Presidencia y su cuenta de Twitter —donde se publican todos sus actos oficiales— ese día el mandatario no tuvo mayores actividades.

Entonces, ¿por qué se perdió la oportunidad de inaugurar uno de los proyectos de inversión más importantes en un momento en el que urgían las buenas noticias? La respuesta tiene que ver, paradójicamente, con una mala noticia: el PRI acababa de perder la gubernatura de Veracruz y los escándalos de presunta corrupción de su actual gobernador, Javier Duarte, retumbaban en todos los medidos de comunicación.

Era más que impropio ir a sacarse la foto con Javier Duarte —quien al final tampoco asistió a la inauguración—; sin embargo, el desaire presidencial generó desencanto en algunos de los asistentes e inversionistas del megaproyecto liderado por la alianza de la brasileña Braskem y la mexicana Idesa.

Pero las malas noticias no terminaron ahí. Ese mismo día, previo a la inauguración, el director general de Braskem-Idesa, Roberto Bischoff, dijo en una conferencia de prensa que Pemex estaba teniendo ciertos problemas para producir etano. La firma y la empresa productiva del Estado firmaron un contrato de abasto de dicha materia prima para los próximos 20 años.

A pesar de que el abasto se normalizó en los siguientes días, para los directivos de Braskem-Idesa y para la industria química en general sigue habiendo incertidumbre sobre la producción futura de esta materia prima (el etano), toda vez que Pemex también está utilizando dicho gas para la explotación de pozos petroleros, lo cual se suma al recorte presupuestal que tuvo la petrolera y al incendio en su plataforma Abkatún A, en Campeche, en febrero pasado.

Etileno XXI es un complejo petroquímico con capacidad para producir 1 millón 50 mil toneladas de polietileno –utilizado en la fabricación de bolsas, envases, tinacos y un sinfín de productos–. Actualmente, el consumo nacional es de poco más de 2 millones de toneladas, de los cuales Pemex produce alrededor de 600 mil toneladas y el resto se importa de Estados Unidos.

Platiqué hace unos días con el CEO de Braskem-Idesa, Roberto Bischoff. Me dijo que por ahora Etileno XXI opera a 85% de su capacidad, pero prevén aumentar al 100% antes de que termine el 2016. Actualmente, la mayoría de su producción se exporta a Estados Unidos, Latinoamérica, Europa, Asia y pronto llegarán a África, aunque la vocación del complejo es atender el mercado nacional, que crece a ritmos anuales de 4%.

Ya tienen 220 clientes activos y planean que en el primer año de operaciones cerca de 50% de la producción se destine al mercado mexicano. En el largo plazo, se espera que entre 85 y 90% se quede en el país y el resto se exporte.

Incluso, con la garantía del abasto de materia prima por parte de Pemex, ven la oportunidad de crecer su producción de manera significativa con inversiones marginales.

Por ahora, lo más importante es que Pemex mantenga la proveeduría de etano conforme al contrato que firmaron, que consiste en suministrar 66 mil barriles de producto, de las cuales actualmente reciben 55 mil.

Por lo pronto, la pelota está en la cancha de la Secretaría de Energía, Hacienda y principalmente de Pemex, la empresa que dirige José Antonio González Anaya, originario, por cierto, de Coatzacoalcos, Veracruz.

PAJARITOS, EN DUDA Mientras tanto, la petroquímica Mexichem ya condicionó la reconstrucción de la planta de Pajaritos, la cual opera en asociación con Pemex, al abasto de etano.

Recientemente, el director general de la empresa, Antonio Carrillo, dijo que si la empresa productiva del Estado no asegura el abasto de etano para sus operaciones podrían no reactivar la planta petroquímica que sufrió una explosión en abril pasado

El accidente en el que fallecieron 32 personas costó a Mexichem alrededor de 286 millones de dólares, pero ante el panorama actual de producción de etano, una de las opciones es no reconstruirla o construirla en otro lugar con diferentes características.

Vaya problema para la industria.

Twitter: @MarioMal

Correo: mario.maldonado.padilla@gmail.com

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