Rosa Margarita es una sobreviviente. Una más de la holgada lista que llega hasta la indignación que se vuelve rabia, que se vuelve tristeza, que se vuelve impotencia, que se hace coraje y que debería trascender a un eco de la sociedad. Rosa Margarita es una mujer violada. Una más. Rosa Margarita es una víctima. Una más.

Hace unos días viajó a la Ciudad de México con su hija y otros familiares para un tratamiento médico, de regreso por la noche a su hogar en San Luis Potosí optaron por un autobús ejecutivo ETN, por la “seguridad”, porque “no hacen paradas”.

Justo a la altura de Coyotepec, pasando la caseta de Tepotzotlán, el denso tráfico detuvo el camión, dos sujetos armados, en medio del congestionamiento, subieron a la unidad 5270 que manejaba Cruz Rito López Rodríguez, mandaron a todos los pasajeros al fondo del camión pero separaron a Rosa Margarita, le bajaron los pantalones, la golpearon, y con el arma en su sien uno de los maleantes la violó, frente a todos, frente a sus parientes, frente al chofer que nunca activó el botón de pánico, que nunca hizo nada para detener el suceso.

Gracias a Dios la hija de Margarita, de doce años, permaneció encerrada en el baño. Seguramente algo escuchó, pero no lo vio. Hoy sabe que violaron a su mamá y también, como muchas más, es una sobreviviente.

El violador amenazó a Margarita con matarla, su compañero le pidió que se desnudara por completo, le robó su ropa interior para quedarse con la evidencia y luego Rito López, el chofer, los dejó bajar en medio del tráfico. “Era como si los conociera”, me dice Margartia.

Rito López desatendió el apoyo que le brindaron conductores de trailers para atrapar a los agresores y pidió a los pasajeros que no presentaran una denuncia por “la pérdida de tiempo”.

ETN, hasta el momento, se ha limitado a lamentar los hechos en un comunicado, a señalar que su chofer fue también una víctima, encañonado por los delincuentes, y que durante los 20 minutos que duraron los hechos no pudo hacer nada.

Hay una denuncia presentada en el Ministerio Público del Estado de México, ojalá que no se pudra entre otras miles.

Margarita tuvo los arrestos de pedir justicia al Estado mexicano, sabe que cuenta con el amor de los suyos, sabe que el infierno tiene puerta de salida.

Pero, insisto, Margarita, es una más de muchas mujeres sobrevivientes. Un botón de muestra.

Sabemos que estamos jodidos cuando no tenemos la seguridad de transitar de una ciudad a otra en un autobús. Muy jodidos.

DE COLOFÓN. Salió más bruto que Bronco. No estigmatizaba a las niñas gordas, sino a las niñas embarazadas. ¡Genio!

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