El líder religioso de Arabia Saudita, Abdul-Aziz ibn Abdullah, emitió recientemente una fatua contra la práctica del juego ciencia porque: “conduce al odio entre jugadores, impide asistir a las plegarias y es una manera de ganar dinero sin merecerlo”. El anatema no es nuevo.

En su milenaria historia, el ajedrez ha sido objeto de incontables condenas. Un clérigo anónimo del siglo XVII, por ejemplo, en un alegato titulado Perfidias del ajedrez, lamenta: “Es un gran dilapidador de tiempo. ¡Cuántas horas preciosas (que nunca volverán) he perdido pródigamente con ese juego! En mi caso, tenía una propiedad fascinadora: me había embrujado”. Y en la década de los años 70 del siglo pasado, el ayatola iraní Ruhollah Homeini (1902- 1989), líder de la revolución islámica, sentenció: “El ajedrez convierte al hombre en malvado, destruye su pensamiento y, cuando se practica demasiado, provoca el desequilibrio mental”.

Incluso se le ha execrado por divertir demasiado. El pensador francés Michel de Montagne, en Essais, libro I, dice: “Ved cuánto turba a nuestra alma esta diversión ridícula, si no pone en tensión todos nuestros nervios… Yo lo odio y huyo de él, porque no es bastante juego y nos divierte demasiado seriamente...”.

Es cierto que el ajedrez es un juego cruel, puesto que hace sufrir a quienes son víctimas de celadas, jaques y jaques mates, pero también hace felices a quienes los dan. El escritor alemán Goethe, mediante un personaje de su pieza teatral, Götz von Berlinchinguen, Acto II, escena I, dice: “Yo no jugaría este juego si fuese un gran señor, y lo prohibiría en la corte y en todo el país… Preferiría oír fúnebres campanas y aves del mal agüero y hasta la voz de la conciencia, ese gruñidor perro de guardia, durante el sueño más dulce, antes que el continuo grito de ¡jaque al rey! dado por alfiles, caballos y otras bestias”. Acaso por eso el fanático Hobba maldijo: “El ajedrez es maldito, maldito es quien lo juega”

Partida del Torneo Tata Steel, grupo A, de Wijk aan Zee, Holanda. En un combate de toma y daca, las blancas fincan su estrategia en el agresivo avance de sus peones centrales y actúan con ener-
gía para impedir que se les escape la presa.

Blancas: Fabiano Caruana (2787)

Negras: Yi Wei (2706)

Wijk aan Zee, Holanda, enero 27 de 2016

Apertura Ruy López, variante abierta (Eco C83)

1.e4 e5 2.Cf3 Cc6 3.Ab5 a6 4.Aa4 Cf6 5.0–0 Cxe4 6.d4 b5 7.Ab3 d5 8.dxe5 Ae6 9.c3 Ae7 10.Ac2 Ag4 11.h3 Ah5 12.g4 Ag6 13.Cd4 Dd7 14.f4 Cxd4 15.cxd4 f5 16.Ae3 0–0 17.Cc3 c6 18.Axe4 dxe4 19.d5 b4 20.dxc6 Dxd1 21.Cxd1 Tfd8 22.Tc1 Td3 23.Ac5 Ad8 24.e6 Tc8 25.e7 Aa5 26.gxf5 Ae8 27.Cf2 Td5 28.Cxe4 Axc6 29.Axb4 Axb4 30.Txc6 Te8 31.f6 Td4 32.Te6, rinden negras, 1-0.

rjavier_vargas@terra.com.mx

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