Toda la temporada valoré a Tigres y América superiores en recursos a Toluca, León e incluso a los Pumas. Vaticiné una final entre América y Tigres; el harakiri de las Águilas lo impidió.

Es innegable que Tigres debe ser considerado ligero favorito en la final por dos razones: los grandes lapsos de dudas de Pumas en las eliminatorias contra Veracruz y América, y los recursos con los que cuenta Ricardo Ferretti en su plantel. Tigres tiene casi dos titulares por posición y dos o tres jugadores muy superiores a los mejores de Pumas.

Entre el alumno y el maestro hay un conocimiento total de fortalezas y carencias.

Supongo que Ferretti soltará a su equipo en la ida para tomar ventaja y así dosificar las provisiones en la vuelta para manejar zonas y tiempos.

Es un hecho que Memo Vázquez se excedió en la postura que asumió su equipo en el partido de vuelta contra el América y casi le sacan el partido. Es altamente probable que varios de sus jugadores, algún directivo y parte de su cuerpo técnico, le hayan pedido una explicación por poner tan al límite al equipo.

Porque a todas luces los Pumas fueron mandados por su entrenador a jugar de esa forma tan conservadora que rayó en el miedo que no se justificaba con la temporada tan categórica que realizó su equipo, sobre todo en casa.

No hay tanto optimismo por un primer partido abierto y espectacular. Alguna eventualidad le puede dar otro tono, pero se anticipa que Pumas esperará y cerrará espacios, tratando de desesperar a Tigres y su afición.

Los del ‘Tuca’ van a apostar por desequilibrar por los costados con persistencia. Ya veremos quién es más fino, preciso, ordenado, inteligente y contundente para sacarle rédito a tan contrastantes intenciones y propósitos.

Si es cierto que Pumas trae la suerte del campeón, tendrá que olvidarse de ella ahora en los próximos dos juegos, porque ya ha tenido demasiada y el ‘Pikolín’ Palacios no puede seguir salvándolos.

Twitter: @Javier_Alarcon_

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