Equidad de fuerzas, decisiones arbitrales, momentos individuales, errores y aciertos técnicos, algún movimiento táctico oportuno, participación determinante de los porteros, inteligencia emocional, colectividad en el punto óptimo, fondo físico, correctas e incorrectas toma de decisiones, desconcentraciones, goleadores en fuego, solidaridad en el esfuerzo, compromiso, liderazgo, respuesta desde la banca, suerte. Tantos factores dentro de la misma licuadora para encontrar al nuevo campeón del futbol mexicano.

Es una variable poco apreciada, pero influyente más de lo que debería, el incremento de los bonos para quien no tiene presión. Si Veracruz pierde con Pumas, a nadie le va a extrañar por razones obvias. Los universitarios tienen mejor momento y cerrarán en casa a una altitud nada conveniente para los que vienen del nivel del mar. Pero esa “ligereza” de responsabilidades, suele hacer jugar más suelto al débil y hacer rígido al favorito. Y si alguien sabe de esos escenarios, es precisamente Carlos Reinoso.

La misma ecuación está vigente para las otras tres llaves, máxime cuando en esos otros casos, las diferencias son menos radicales que lo que ha ocurrido entre el uno y el ocho. Por eso, cada torneo hay sorpresas y suelen no clasificar a semifinales los cuatro lógicos. Me gustaría que los clubes, por voluntad propia, se hubieran reunido para innovar, aportar y construir algo distinto sin ser obligados.

Ideas hay miles. ¿Qué tal que se hubieran comprometido a reconocer al equipo con mejor juego limpio en esta Liguilla? Al que menos reclame de manera soez, por ejemplo. El deseo es invariable: ¿un campeón que haya defendido con menos tumbos su estilo, que no se haga depender de las eventualidades y que honre el juego limpio, al árbitro, público, afición, patrocinadores y prensa. Es mucho pedir?

Porque lo que hoy se celebra es al primer lugar, aunque en su ascensión haya cometido tropelías. Ganar como sea va contra las buenas costumbres. Aunque eso ya no esté de moda. La memoria no es tan corta como muchos dicen. Hay pocos campeones inolvidables por lo que he escrito antes. Y hay montones que pasaron desapercibidos. Por pensar en ganar a costa de lo que sea, se volvieron prescindibles de recordarles sentimentalmente. ¿Qué tipo de campeón se perfila? ¿De tangible solidez o desapercibido para enero de 2016? Veremos.

Twitter: @Javier_Alarcon_

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