Dicen que “lo que bien se aprende no se olvida”. Y es verdad. No por encontrarse retirado, a Cuauhtémoc Blanco se le habrá olvidado jugar futbol. El deporte de las patadas está en su ADN. También es cierto que en el campo, el que debe correr es el balón y que de nada le sirve a un jugador moverse “a lo loco” durante los partidos. Pero en un deporte donde la transpiración suele cohibir a la inspiración, se necesita cada vez más tener una condición física óptima, sobre todo si se trata de participar en un partido oficial, con tres puntos en disputa.

No basta con ponerse a correr durante un mes y sostener únicamente dos entrenamientos con un equipo para alcanzar un estado competitivo idóneo y entenderse con los compañeros. Las actividades de escritorio de Cuauhtémoc como presidente municipal de Cuernavaca, en nada se parecen a la demanda física de un profesional que se dedica ciento por ciento al balompié.

Cuauhtémoc Blanco fue y ya no es. Sin embargo, a pesar de los inconvenientes y de que se antoja poco serio sacar del retiro al ídolo a los 43 años para ponerlo a jugar un encuentro de Primera División, nadie en su sano juicio puede atreverse a descartar que el genial ex futbolista haga de las suyas pasado mañana contra el Morelia en la cancha del Estadio Azteca, donde salió a la banca por primera vez a fines de noviembre del lejano 1992, hace ya 23 años.

‘Cuau’ tiene la chispa y el ingenio para cambiar en segundos el rumbo de un juego. Tiene también la auténtica popularidad, que seguramente provocará un entradón en Santa Úrsula. ¿Se encargará de los tiros libres, en caso de presentarse?, ¿dará un pase para gol?, ¿anotará?, ¿qué tanto participará?, ¿con su presencia en la grama, el América dará demasiadas ventajas?, ¿cuántos minutos aguantará?, ¿el Morelia protestará por alineación indebida, considerando el registro extemporáneo? Falta muy poco para despejar todas las incógnitas en torno de la despedida rocambolesca de un súper crack.

Morenazo. El fallecido Ítalo Estupiñán formaba parte de aquel Toluca ultra defensivo que salió campeón del futbol mexicano en la temporada 1974-75. El charrúa Ricardo de León había impuesto el famoso “cerrojo”, que no era otra cosa que meterse atrás y apostar por los goles del ecuatoriano. La afición no olvidará al moreno del pelo voluminoso y escarolado, que era un verdadero depredador del área.

Ropa sucia. Julio César Chávez conminó a su hijo al retiro de los encordados dentro de un programa de ESPN. Dijo abiertamente que lo ha decepcionado por sus constantes desatenciones. Julio, que fue foco de indisciplina hasta que tocó fondo y se alejó por completo de los vicios, sabe bien lo que es andar en malos pasos. Y no quiere que su vástago se equivoque como él. Pero la ropa sucia se lava en casa y quizá debió buscarlo hasta encontrarlo para reprenderlo en privado.

heribertomurrieta65@gmail.com

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