Humanidad

No tuve un sueño; tuve un diálogo. Soñé un diálogo. Es el colmo de la pedantería. ¿La dialéctica ha llegado hasta las regiones oscuras de la psicología? No lo soñé en realidad. Lo mío fue una alucinación. He confundido dialogar con delirar; eso es común en la mayoría de las personas: creen que están hablando, pero están delirando. ¿No dialogaba Simone Weil con ella misma? “No se tiene la experiencia del bien si no es realizándolo?” ¿Y que decía esta mujer sobre el mal? Que la experiencia que podemos tener acerca del mal es impidiéndolo, porque una vez que éste ha sido realizado ya no podemos hablar de él, pues el mal rehuye a la luz. Bueno, he allí una ética en dos líneas, una ética delirante. Y yo alzaba la voz en sueños y exclamaba, no a Weil, que era en términos prácticos una santa, sino a alguien que estaba frente a mí: “tu pensamiento no es de mi incumbencia, pero sí tus acciones.” Hablas demasiado sobre el bien, pero haces el mal. Estamos demasiado acostumbrados a que mates lentamente toda ilusión. Y alguien, tal vez Vidya Nivas, me respondía: todo está relacionado con todo, la sicología no es sólo el hurgar en el interior puesto que lo exterior es su continuación y su razón de ser. Yo le creí y asentí de inmediato, asentí porque Vidya Nivas es un sabio y él no hace daño a nadie. Pero me ha tocado vivir en una época de sopor artificial, digital, transnacional, global, miserable, injusta e insoportable, y sólo puedo quejarme, revolcarme en mi tumba, a la que llamo “cama”, “sofá”, “alfombra” o “suelo.” La posición horizontal es la más adecuada para transitar esta época: posición horizontal, sea durmiendo, fornicando, muerto, reposando, leyendo o delirando. Las personas que pasan la mayor parte de su vida de pie hacen daño, aun cuando deseen hacer el bien. Van y vienen y su movimiento remueve la carne putrefacta y anima sus olores fétidos. Y Carl Schmitt añade ocupando un humilde espacio en mi delirio: “Quien dice humanidad miente.” Miente porque quien cree en la existencia de la humanidad en un aspecto moral no sabe lo que dice, no está más que siendo grosero y hablando de sí mismo, nada más. Pues quien habla mal de las mujeres y dice las mujeres son esto y lo otro, lo más probable es que se refiera a una sola mujer y esté pensando en una sola mujer y esté odiando a una sola mujer. No nos dejemos engañar con patrañas como humanidad. Que hablen nuestras acciones. Después de la Segunda Guerra Mundial se acabó la humanidad y por lo tanto se requería de otras concepciones morales para habitar la orfandad. ¿Dónde están? Lyotard, Gray, Agamben, Argullol, Da Jandra y tantos otros han propuesto caminos, pero ante una sala vacía.

Rüdiger Safranski, comentó acerca de la guerra en la antigua Yugoslavia (aunque yo recordé los bombardeos atómicos a las ciudades japonesas por parte de la gran nación civilizada): “Una guerra en la que apenas se toca el suelo corresponde realmente al compromiso moral del sillón ante el televisor.” Y entonces, luego de escuchar tal cosa, pensé que lo que llamamos ciudadanos son sillones o butacas, pero con dos piernas y una pantalla frente a las narices. Ni siquiera están recostados, sino que caminan sentados, se arrastran y “ven” sin tocar el suelo. La humanidad está quebrada, digitalizada y borrada. Y no es el mío un delirio fatalista. Basta levantar la vista y reconocer que la calidad de las rebeliones —es decir, los caminos alternativos que debían tomarse luego del fin de la humanidad y la modernidad en 1945— contra los llamados males del mundo es humillante. Tal parece que después de la Segunda Guerra Mundial se ha nacido humillado. Y cuando desperté no había quedado nada, ni siquiera mis delirios. Me vi ante el espejo de la imaginación y me encontré borrado, ni siquiera difuso, sino aniquilado. Puse algo de música, el grupo Beso Negro: y escuché: “Era un animal, se volvió normal. Cree en el bien y el mal. Se volvió normal.” Me volví normal, ¿qué se le va a hacer? Pero volveré, perros, y me les lanzaré al cuello; tal cosa me dije. ¿Lo dije o lo pensé? Lo escribí, antes de volver a la posición horizontal.