Hace unos días, al repasar la historia de Estados Unidos, encontré en mis archivos la famosa “Maldición Tecumsé” o la “Maldición de los 20 años”, de la creación de Tenskwatawa, “quien abre la puerta”, un profeta indio Shawnee quien, según los notables de su tribu, descubrió el origen de la maldad. Una rara habilidad para adivinar el futuro le permitió predecir que los presidentes blancos que hubieran ganado las elecciones en un año terminado con “Cero” morirían en el cargo. Al recordar la maldición intensifiqué la búsqueda para comprobar el negro vaticinio y confirmé que 7 presidentes estadounidenses habían muerto en el cargo víctimas de diversas enfermedades o bien, asesinados.

Ahí están los casos de William Henry Harrison, electo en 1840; Abraham Lincoln, en 1860; James A. Garfield, en 1880; William McKinley, en 1900; Warren. G. Harding, en 1920; Franklin D. Roosevelt, en 1940; John F. Kennedy, en 1960. En 1980 con Ronald Reagan se fracturó el pronóstico, aunque estuvo a punto de morir baleado el 30 de marzo de 1981. Zachary Taylor, el general que invadió México en la guerra de 1846, por medio de la cual Estados Unidos nos despojó de 2 millones de kilómetros cuadrados, electo en 1848, también falleció en el cargo enfermo de diarrea. La misma descomposición intestinal mató a Polk, ambos por meterse con los mexicanos…

Donald Trump, no aprende de la historia y podría ser reelecto, para tragedia de la humanidad, en 2020, por lo que podría revivirse la “Maldición de Tecumsé”, ya interrumpida en los años 1980 y 2000.

Si se cumpliera la predicción hasta el 2020, objetivo indeseable desde el punto de vista jurídico y político, los mexicanos y el mundo todavía tendremos que padecer durante 4 años las agresiones previsibles e imprevisibles de Trump, un peleador callejero que insiste en amurallar a Estados Unidos al estilo de las dinastías chinas, como la Qin, constructoras de la Gran Muralla que, además de haberle costado la vida a 10 millones de albañiles, fue especialmente útil para hundir en el atraso a China al cerrar las puertas a la evolución, a la oxigenación y al progreso. Trump pretende volver a instalar el feudalismo, sólo que en el siglo XXI y en la primera potencia del orbe. ¿Si Trump amuralla Estados Unidos, se repetirá la historia?

Un jefe de la Casa Blanca que no respeta la ley ni a sus vecinos ni a sus aliados ni acatará los tratados internacionales que establecieron la paz a raíz de la Segunda Guerra Mundial, un hombre impulsivo con acceso a los botones nucleares, que contrató trabajadores ilegales, evadió en 5 ocasiones el servicio militar, atacó sexualmente a un sinnúmero de mujeres, que se negó a pagar impuestos y a mostrar públicamente sus declaraciones fiscales, no tardará en ser sometido a un impeachment para ser destituido, como ocurrió con Richard Nixon.

Por el perfil narcisista de Trump y por su concepción de la adversidad, que él piensa superar con su temperamento audaz e iracundo, no es difícil suponer que el Congreso lo enjuicie antes del 2020 por la comisión de irregularidades que haya cometido. Su propio carácter irreflexivo, violento y arrebatado será suficiente para que no se llegue a aplicar la “Maldición Tecumsé” y Trump sea enjuiciado y destituido antes de concluir su primer mandato. ¿Y Mike Pence? ¡Caray, ahí si no hay rastro de alguna predicción de Tenskwatawa! Fortalezcamos el mercado interno en México.

@fmartinmoreno

Google News

TEMAS RELACIONADOS

Noticias según tus intereses