El agua es vida y sin agua no somos nada, no se puede hacer nada ni lo más necesario pa’los trastes y pa’l baño, dijo entre lágrimas la señora Emilia a la televisión. Era una de las afectadas de aquella megaescasez de agua por recorte en el suministro que sufrió el Valle de México del 28 de enero al 1 de febrero pasados, durante el “puente” del Día de la Constitución.

En ese entonces, la Comisión Nacional del Agua (Conagua) anunció que la suspensión era parte del operativo de mantenimiento a las líneas 1 y 2 del Sistema Cutzamala y pidió a la población de 410 colonias de la Ciudad de México y 13 municipios del Estado de México —más de 5 millones de habitantes— prevenirse ante una situación inédita que buscaría mitigarse con un operativo de pipas repartidoras de agua financiadas por el gobierno (sin contar los que aprovecharon para cobrarlas y “hacer su agosto”).

Se dijo que se daría mantenimiento a 111 kilómetros de acueducto, que cambiarían 24 tubos entre tanques, que realizarían trabajos eléctricos y mecánicos en subestaciones, motores y tableros de las plantas de bombeo.

Pero hubo algo que no se dijo oficialmente, algo de lo que no se habló:

Según me revelan fuentes oficiales de primer nivel, el corte tuvo como un motivo central la petición que le hizo la Comisión Nacional de Seguridad (CNS) a la Conagua: terminar de una vez por todas con las obras de reubicación de tuberías del Sistema Cutzamala que corrían bajo el penal federal de El Altiplano, donde fue reingresado Joaquín El Chapo Guzmán tras su captura a inicios de año.

Cabe recordar que, según la versión oficial, el capo y los suyos aprovecharon esas mismas obras de drenaje para camuflar la construcción del túnel de kilómetro y medio desde una vivienda hasta la celda número 20 del área de Tratamientos Especiales.

Esas mismas obras, según las declaraciones a las que tuve acceso y he publicado en estas Historias de Reportero, fueron el argumento de los funcionarios del penal para desconectar los sensores de presencia en ductos y azoteas, y de paso para ignorar los reclamos de los vecinos de reclusión de Guzmán Loera que se quejaban de los constantes ruidos y movimientos subterráneos.

Ante la urgencia de la CNS, encargada de los penales federales, por reforzar la seguridad en El Altiplano, la Conagua comenzó los trabajos a marchas forzadas.

Consultada para esta columna, la Conagua confirmó que fueron 32 puntos de acción en la línea del Cutzamala en ese fin de semana y que en el más estratégico, el del Altiplano, se colocó un bypass para redireccionar el agua y tapar los ductos que pasaban por debajo del sitio, para concluir definitivamente las obras en torno a esa instalación de seguridad nacional.

Y así, en la zona metropolitana más grande del continente americano el agua escaseó cinco días y afectó a millones de habitantes, como a la señora Emilia.

historiasreportero@gmail.com

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