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Frente a la amenaza de Trump a México, se ha abierto un debate sobre la unidad nacional y el papel en ella de los diferentes sectores de la sociedad. Me han preguntado muchas veces cómo tendrían que comportarse ante esto los medios de comunicación y quienes trabajamos en ellos.
Mi respuesta es bastante simple: tenemos que hacer mejor que nunca lo que debemos hacer siempre.
Es una época idónea para las mejores prácticas del periodismo. En medio del furor de los novatos en redes sociales a quienes les urge tanto soltar una noticia que les resulta innecesario confirmar su veracidad; frente a un gobierno poderoso que lanza mentiras que ahora reciben los eufemísticos nombres de “hechos alternativos”, “noticias fingidas” y “posverdades”; ante gobiernos que de manera usual buscan ajustar a su conveniencia los hechos, el periodismo de raíz, el buen reporteo, debe gozar uno de sus mejores momentos.
¿Qué tienen que hacer los medios? Investigar, fomentar la discusión con especialistas, alimentar con información. En el fondo nada nuevo, nada distinto. Estimular la información en vez de contenerla dizque para no afectar los intereses del país. Sencillamente hay que hacerlo mejor que nunca porque el desafío lo amerita y porque la oportunidad histórica para reivindicar un oficio que ha sido tan golpeado por los tantos intereses a los que toca y amenaza.
La propaganda está desatada. Trump no es pionero en esto, pero quizá lo ha llevado a niveles récord. No pocos gobiernos del mundo estarán felices por empatarlo en esta carrera. ¿Qué hacer desde el periodismo? Corroborar las versiones (que siempre son interesadas), contextualizarlas, contrastarlas y publicarlas una vez que hayan pasado por ese proceso profesional.
Aplica para lo que viene de Trump. Como aplica para lo que viene de Peña Nieto. Aplica para todo, para todos, siempre.
No veo por ello, la necesidad de reformular lo que debemos hacer los periodistas y los medios. No creo que criticar sea una traición a la patria. Creo que nutre. Abstenerse de la porra o de un cierre de filas con el poder político no vuelve a nadie antimexicano. No veo razón para lanzar una tregua en reflejar los muchos problemas del país que no tengan que ver con la relación México-Estados Unidos. Y en lo que sí tenga que ver, seguir cada decisión, cada movimiento, cada negociación, atentos a los responsables, a sus dichos, sus acciones, sus credenciales, sus relaciones y hasta sus intereses.
SACIAMORBOS. Es un momento especial de la historia porque ha llegado a la Presidencia del país más poderoso del mundo un gobierno que amenaza todos los fundamentos del mundo libre y lo hace con una ligereza e inconsistencia pocas veces vistas.
El vocero de la Casa Blanca, Sean Spicer, en su primera conferencia tras el inicio del gobierno de Trump, se presentó ante la prensa con afirmaciones falsas y dijo que la nueva administración va a hacer a los medios rendir cuentas. Fascistoide, aldeano, autoritario. La respuesta de los medios fue documentarle siete mentiras. Con esa elegancia le respondieron que el poder es el que rinde cuentas ante la prensa. Y la prensa ante el público. Abrazar la profesión, no abandonarla.
historiasreportero@gmail.com