“Mi padre tuvo la visión de que estos calendarios no iban a pasar de moda”, dice a EL UNIVERSAL, Mauro Fuentes, voceador del puesto de periódicos “La Chulita”. Fundado en 1919 y establecido desde entonces en la esquina de las calles Tacuba y Filomeno Mata, en el centro de la capital, “La Chulita” llama la atención de los paseantes por las decenas de imágenes que tapizan sus paredes de lámina.

Hermosas Manolas con matilla y abanico, charros llevando serenata, rancheras a caballo, mujeres con jícaras michoacanas, toreros garbosos o en su lecho de muerte, lo mismo que una alegoría de la Patria guiando a niños, se acomodan para ofrecer a la vista un caleidoscopio nacionalista que enmarca el Palacio de Minería. Estas ilustraciones son apenas un pretexto para insertar bajo ellas seis hojas marcadas con los doce meses del año. Una firma se repite en casi todos los cromos: Jesús Helguera.

Los calendarios que no envejecen
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El señor Fuentes explica que en aquella época, el calendario era una de las mejores propagandas que tenían las empresas. Por ello, contrataban pintores para que les hicieran imágenes para calendarios ex profeso.  Muchos artistas se hicieron famosos por estos trabajos. Eduardo Cataño, Jaime Sadurní, son algunos de los que recuerda el señor Fuentes, “pero Helguera fue el que más éxito tuvo y el que más ha perdurado”.

Los calendarios que no envejecen
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Helguera

Jesús Helguera nació en la ciudad de Chihuahua en 1910. Hijo de español y mexicana, emigró a España cuando tenía siete años. Cursó sus estudios en la Academia de San Fernando, en Madrid. En esta capital  y en Barcelona empezó a trabajar como ilustrador, hasta que consiguió una plaza como profesor de artes plásticas en Bilbao. Regresó a México en 1938.

Su regreso coincidió con el esplendor del nacionalismo posrevolucionario. Lo que Fernando de Fuentes (director de películas como ¡Allá en el rancho grande!) hacía en el cine y Tito Guízar (compositor de Guadalajara) en la música, Helguera lo hizo en el arte calendarístico.

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Fue el momento a partir del cual el nacionalismo se fortaleció. La escuela recibía a la infancia con la exaltación de los héroes que participaron en la historia patria. Los temas patrióticos penetraban en lo profundo de la conciencia de la población. El terreno estaba fértil para recibir la iconografía helgueriana.

Helguera murió el 5 de diciembre de 1971 en Córdoba, Veracruz. Siempre como ilustrador de “La moderna”.

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Las tradiciones católicas como el bautizo fueron bien recibidas por la sociedad mexicana

Landín

En la actualidad, la única compañía con todos los derechos de reproducción de las pinturas de Jesús Helguera es Calendarios Landín. En entrevista con EL UNIVERSAL, el director de esta empresa, Julián Urquiza asegura que el pintor chihuahuense es el mayor exponente del arte calendarístico.

“De hecho fue tan importante, que la sala más grande del Museo del Calendario (MUCAL), está dedicada a él en exclusiva. El MUCAL, hasta donde sabemos, es el único Museo del Calendario en el mundo. Como parte de la exposición del maestro Helguera, se tienen algunas paletas, pinceles, etc., que utilizó él personalmente. También se tienen expuestos muchos calendarios de los años 40 en los que el cromo fue pintado por el Helguera. En la exposición de calendarios antiguos se revive la historia reciente de nuestro país y al visitarla se palpa la importancia que ha tenido en la cultura mexicana la tradición de regalar un calendario”.

Los calendarios que no envejecen
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Javier tiene 19 años y es un admirador del arte de estos calendarios. "Son tradiciones que debemos retomar". Rebeca, de 21, desconoce las pinceladas de del pintor chihuahuense, pero asegura que sí compraría uno de sus obras.

Doña María del Pilar Argüello, por su parte, resume en tres palabras lo que para México significan estos calendarios: son los clásicos.“Son los calendarios que más le gusta a la clientela, aproximadamente regalo entre doscientos y trescientos cada año, para mediados de diciembre ya no me queda ninguno”, dice a esta casa editorial Ángel Martínez, dueño del expendio de semillas y materias primas “La estrella”, ubicado en el barrio de la Merced, junto a la Central Molinera. La señora Rosa tiene un puesto de frutas y verduras en la misma zona. Alrededor de cincuenta son los calendarios que regala a sus clientes frecuentes ya que, dice, son los clásicos.

Como doña Rosa o don Ángel, cientos son los comerciantes que contribuyen a que no se pierda la tradición de los calendarios en México. Así, el trabajo de Jesús Helguera seguirá presente en las casas de los mexicanos. Ese pueblo, al que demostró su amor en cada pincelada.

Fuentes: Jesús Helguera, de ; Idilios y modernidad en Jesús Helguera, de la doctora Olga Sáenz en Revista Electrónica Imágenes, del Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM; entrevistas para EL UNIVERSAL.

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