Texto: Isis M. García Martínez
Foto actual: Xochitl Salazar
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Un hombre enamorado es capaz de cualquier cosa. A Jacobo Fernández Alberdi el “sí” le costó la licencia de aviación. En 1946, se le ocurrió una gran idea al piloto español para pedirle matrimonio a su novia mexicana, Elisa Flores Morales: atravesar el Monumento a la Revolución con su avión. Lo hizo al estilo francés de los enamorados, cual si estuviera replicando la maniobra en que un piloto cruzó el Arco del Triunfo en 1924.

“Contigo hasta la muerte”, le contestó Elisa antes de subir al avión. “Mi novia se portó muy valientemente. La primera vez, cuando ‘piqué’ por encima de las casas, se limitó a cruzar los dedos como hacen aquí cuando quieren desear suerte. Me dijo que también se puso a rezar un Padre Nuestro. No le di tiempo a terminarlo. Es una buena muchacha y con un valor a prueba de bomba”, comentó Alberdi en entrevista para una revista de la época.

Cuando el suboficial del Ejército francés cruzó por el Arco del Triunfo, lo condecoraron y grabaron la fecha de la hazaña. Alberdi no obtuvo medallas ni condecoraciones.

El general Alberto Salinas Carranza, sobrino de Venustiano Carranza, y director de la Aeronáutica Civil lo mandó a llamar y cuentan que le dijo: “Mira Jacobo, por un lado te voy a felicitar por tu heroísmo y por lo bien que lo hiciste; por otro lado, te voy a quitar la licencia y multar con cinco mil pesos”.

De acuerdo con el diario La Prensa, la multa fue de ocho mil pesos por haber violado la Ley de Comunicaciones que prohíbe volar a baja altura sobre zonas habitadas, además de la infracción que cometió al subir a una pasajera sin permiso.

La secretaria de Comunicaciones y Obras Públicas le expidió a Jacobo su licencia de piloto privado el 22 de enero de 1946; casi dos meses antes de su hazaña. Crédito: Blog "Jacobo Fernández Alberdi".


El viaje en la avioneta lo realizaron el domingo 3 de marzo de 1946, pero la nota del hecho apareció en las páginas de La Prensa hasta el 6 de marzo, cuando ya se le había impuesto una sanción a Jacobo. Crédito: La Prensa

Ahora, un elevador que funciona como mirador atraviesa el espacio por el que pasó la pareja. Algunas personas miran boquiabiertos a Rafael Cansino, guía del mirador, porque no pueden dar crédito de la historia que les ha contado. Los cristales permiten una vista de 360 grados. Hoy parece difícil imaginar cómo un biplano atravesó la ciudad con tantos rascacielos a la vista.

—¿Y sí se la ligó? —pregunta un joven curioso mientras abraza a su novia.

—Sí, se casaron y tuvieron hijos.

Mirenchu Fernández, de 67 años, es la hija del matrimonio. “Mi padre antes de venir a América estuvo en un campo de concentración del cual escapó y haciéndose pasar por francés cruzó España hasta Portugal donde abordo un barco que lo trajo a América. Por tren se dirigió a México y en el viaje conoció a mi mamá”, explicó la mujer en entrevista con EL UNIVERSAL.

Mirenchu no recuerda mucho de su padre, porque él falleció en 1951, cuando ella era muy pequeña. Sin embargo, su madre solía contarle las historias de él y su familia. “Según mi padre, lo mejor para distraerme y que no llorara era subirme al avión y dar algunas vueltas”.

Para realizar la hazaña, Alberdi midió el monumento, tenía 25 pasos de los suyos. El ancho de las alas de un avión Stearman mide casi 10 metros.

“Es como manejar un auto. Tienes que ver si tu carro pasa. En este caso, hay que considerar la fuerza del viento y la envergadura de las alas. Con un metro o metro y medio de cada lado puedes pasar. La dificultad está en bajar de esa área y volver a salir”, explica en entrevista con EL UNIVERSAL Anwar, sargento primero de la Fuerza Aérea y guía del Museo Militar de Aviación de la Base Aérea No. 1 en Santa Lucía.  
“Creo que fue algo muy peligroso, que mi padre tenía mucha pericia. Pero sí pudo haber ocurrido una tragedia. Mi mamá contaba que para pasar bajo los arcos tuvo que inclinar el avión. También que sólo llevaba los lentes y la protección para una persona y él se los ofreció a ella”, explica Mirenchu.   
Hazaña popular entre pilotos
“Esa ‘hazaña’ era muy popular. Desde los inicios de la aviación, ya otros habían hecho algo similar. En México, el primero en hacerlo fue Samuel Rojas quien pasó volando en medio de un hangar en construcción en Balbuena en 1918”, comenta en entrevista Oscar Fernando Ramírez Alvarado, presidente de la Sociedad Mexicana de Estudios Aeronáuticos.


El acontecimiento apareció en las páginas de varios medios nacionales e internacionales. Crédito: Blog "Jacobo Fernández Alberdi".

La primera vez que Óscar vio la foto original fue en un local de antigüedades en Uruapan. “Esa foto de mala calidad ya circulaba, hasta que en una de mis correrías encontré una copia original. La encontré junto a una de Adolfo Hitler, luego de revisar todo el montón de fotos, periódico, recortes, etc. Así pasa muchas veces, la información anda diluida por muchas partes”. Mirenchu asegura que la imagen fue tomada por un turista que pasaba por ahí.

A pesar de que la hazaña no fue reconocida por el gobierno, los enterrados en este mausoleo le tenían un gran aprecio a la aviación.


En la fotografía se observa cómo Fernández Alberdi cruzó por el interior del Monumento; de ida desde Av. Juárez y de regreso desde Paseo de la Reforma. Crédito: La Prensa 

Aviación, de la mano de la Revolución

“La aviación creció de la mano con la Revolución Mexicana”, explica el guía a los turistas del Museo Militar de Aviación. Los grandes entusiastas del transporte aéreo están enterrados en el monumento. En sus pilares yacen los restos de  Francisco I. Madero, Venustiano Carranza, Francisco Villa, Plutarco Elías Calles y Lázaro Cárdenas.

Francisco I. Madero fue el primer mandatario en el mundo que realizó un vuelo en avión, el 30 de noviembre de 1911. Por otra parte, Carranza creó el Arma de Aviación Militar en 1915 en el Puerto de Veracruz, el origen de la actual Fuerza Aérea Mexicana.

Que se repita, que se repita…

Es la una de la tarde y el sol golpea con fuerza. Las fuentes del Monumento a la Revolución están encendidas, niños y jóvenes corren entre los chorros de agua. Las madres prevenidas incluso llevan toallas para los pequeños.

María Isabel, de 46 años, lleva regularmente a sus tres hijos: Sofía, Saúl y Felipe a mojarse en las fuentes. Cuando observa la foto del avión se sorprende. “Es muy raro, debe ser peligroso. Aunque no se ve que haya destruido nada”, explica. Sus hijos también contemplan la fotografía. Saúl, de tres años, le pide la fotografía a su hermana Sofía, de nueve. “A mí me gustaría que otro avión lo hiciera, pero ahorita, para que lo podamos ver”, expresa Sofía emocionada.

Todos los visitantes manifiestan desconcierto cuando observan la foto del avión. “Pero es una avioneta, ¿no?”, pregunta Uriel, de 19 años. Solamente a Juan Martínez, de 60 años, no le sorprende. “Es un anecdotario simpático, pero ahora pasan cosas más increíbles. Toda esa cantidad de mensajes e imágenes que mandan por internet. Ahora cruzan drones por aquí”.


Casi todos las personas que visitan el Monumento han disfrutado con los chorros de la fuente. Crédito: Yadin Xolalpa.

Aunque actualmente el monumento está repleto de gente a todas horas, pasó mucho tiempo abandonado. En sus inicios, el mausoleo estaba diseñado para convertirse en el Palacio Legislativo de Porfirio Díaz, una obra sin precedentes. Tan sólo la explanada mide 14 mil metros cuadrados, es decir, 2 mil metros más que la plancha del Zócalo.

Y, quizá por eso, esta explanada ha sido el escenario de varios actos políticos. Uno de los más representativos es el discurso del 6 de marzo de 1994 —como se puede observar en la imagen principal del texto— del entonces candidato priísta a la presidencia,  Luis Donaldo Colosio, frente al Monumento a la Revolución; días después fue asesinado en Tijuana, el 23 de marzo de mismo año.


Vista nocturna del Monumento, donde se pueden apreciar las luces que acompañan los chorros de agua de la fuente de la explanada. Crédito: Ariel Ojeda. 

El mármol italiano y las obras escultóricas que debieron decorar el Palacio Legislativo, hoy en día están dispersas en la ciudad de México. Las esculturas representando “La Juventud” y “La Madurez” se encuentran en la entrada principal del Palacio de Bellas Artes. El águila que remataría la cúpula del palacio se encuentra en el Monumento a la Raza y los dos leones pensados para la escalinata  están en la entrada del Bosque de Chapultepec.

Díaz gastó 6.4 millones en el inicio de la obra. Él mismo colocó la primera piedra el 23 de septiembre de 1910. Sin embargo unas semanas después de iniciados los trabajos, estalló el movimiento revolucionario y la obra quedó inconclusa.


Así lucía la estructura interna del Monumento cuando estaba en construcción. 

En 1922, el arquitecto encargado, Émile Bénard, envió desde Francia un proyecto para convertir la estructura en Panteón a los Héroes. Álvaro Obregón lo aceptó. Sin embargo, nunca se realizó, ya que Obregón fue asesinado en 1928.

Finalmente, entre 1936 y 1938, se edificó el Monumento a la Revolución. Permaneció abierto para el público hasta 1970, fecha en que bloquearon el acceso al elevador. Con esta acción vino una nueva época de abandono que duró 40 años. Fue hasta el Centenario a la Revolución en 2010, cuando se llevó a cabo el rescate, restauración y remodelación de esta zona y se construyó el nuevo elevador.

A Uriel y Deina, de 19 y 17 años, los conmovió más la historia del piloto enamorado que la fotografía del avión: “Qué chido que haya hecho eso sólo para impresionar a su novia”, afirma Uriel. “Fue algo muy auténtico, bonito y muy espontáneo”, expone Deina. “Yo también lo haría si supiera volar”, agrega Uriel. Quedan tantas hazañas por cometerse en nombre del amor, como enamorados que anden por las nubes.

Fotos antiguas: La Prensa, Archivo de EL UNIVERSAL y blog "Jacobo Fernández Alberdi".

Fuentes: “Severa pena a un aviador por atrevido" publicada en el periódico La prensa el 6 de marzo de 1946; "Volaron bajo el Monumento de la Revolución" publicada en la Revista de la Sociedad Cooperativa ASÍ; entrevistas con  Anwar Bautista, sargento primero de la Fuerza Aérea del Museo y guía del Museo Militar de Aviación, de la Base Aérea de Santa Lucía; Óscar Fernando Ramírez Alvarado, presidente de la Asociación Mexicana de Estudios Aeronauticos; José Antonio Quevedo, miembro de la Asociación Mexicana de Aviación; visitantes del monumento y con Eva López Sánchez, directora del Monumento a la Revolución, en WRadio. 

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