Margarita Zavala y la percepción

El nombre Margarita Zavala causó polémica en los últimos días por la discusión sostenida con AMLO y sus seguidores.

Más que centrar el debate en la pareja Zavala-Calderón, me adentraré en los videos que la política capitalina, ha subido a sus plataformas electrónicas, interpretando el significado mercadológico que representa ser una aspirante a la presidencia, con base en datos de percepción ciudadana sobre política y género.

Cifras recientes del INE (Diciembre, 2015) señalan que en el padrón electoral, las mujeres constituyen el 52% pero ¿Esa ventaja numérica se refleja en votos hacia una candidata?

Hace tres años, cuando Josefina Vázquez Mota se convirtiera en la abanderada panista para llegar a los pinos, la encuesta “Mujeres, Política y Elecciones 2012” mostró una radiografía de la opinión de los electores mexicanos que sin duda Margarita debe reflexionar.

La ex primera dama, ha dejado claro que una de sus principales herramientas rumbo al 2018, será el apoyo del sector femenino y aunque los números no son todo, es imprescindible considerarlos al momento de desarrollar un plan de marketing político.

Por ejemplo en el citado estudio, el doble de los encuestados creía que los hombres votaban más que las mujeres.

Ahora bien, en cuestiones de imagen los ciudadanos apuntaron con una diferencia de 3 a 1 que la apariencia física y vestimenta es más importante en una candidata que en un candidato, por lo cual Margarita no puede darse el lujo de descuidar dicho factor y cometer errores estratégicos como el de salir vestida de negro en su video de “destape”, pues dicha situación marcaba una distancia con su partido, y como apunte las personas respondieron darle 10% más de valor al partido político que al hecho de ser mujer.

Adentrándonos al esquema del discurso, Zavala ha utilizado palabras como; PAN, Economía, Estado de Derecho, Distancia político-ciudadano, Reconciliación, Corrupción, Dignificación de la Política, Desconfianza entre otras. Pero se ha olvidado de una fundamental, “HONESTIDAD” ya que 44% de las personas señalaron que consideraban a las mujeres más honestas que los hombres al ejercer un cargo político, contra solo 9.7% que consideró que son menos honestas. Si perfila su discurso con dirección a un blanco que la mayoría considera como positivo, sería potencialmente redituable.

Ante los datos mencionados, existen también estadísticas que parecerían en teoría contradictorias, pero que en la práctica disipan cualquier duda.

El 88% de los encuestados dijeron que las mujeres podían ejercer satisfactoriamente un cargo político de importancia, empero ante el cuestionamiento de que si el país está preparado para tener a una mujer como presidente, el 63.5% respondió que no.

Existen también datos sobre elecciones recientes donde se indica, que las mujeres suelen recibir más apoyo femenino, pero éste apoyo mayoritario se reduce sólo al sector simpatizante de la candidata y no al universo del electorado, ya que un candidato puede ganar unos comicios con mayoría de votos sin importar la distribución interna de los mismos.

Es relevante mencionar que por el perfil partidario y personal de Margarita, naturalmente atraiga más a mujeres educadas, empresarias y profesionistas, tal como lo hizo Vázquez Mota (Moreno, 2012) sin embargo dicho sector sigue siendo reducido en México.

No podemos dejar de mencionar que las condiciones socioculturales en cuestión de género se han modificado bastante en los últimos años, en gran medida por las reformas que buscan la equidad e igualdad de oportunidades, produciendo que la percepción de desigualdad o desventaja hacia las mujeres se vea reducida, no obstante las investigaciones demuestran que aún los estereotipos siguen influyendo a la hora de sufragar.

En conclusión, el equipo de asesores de la ahora precandidata deberá considerar ésta información, para lograr no únicamente consolidar una estrategia de comunicación política, sino para ampliar un mercado electoral cambiante, que en palabras de ella misma “Están haciendo lo suyo en nuestra democracia, los políticos no”.

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