Esta semana, gracias a un esfuerzo conjunto de la Facultad de Ciencias con el Programa Universitario de Estudios de Género de la UNAM, se ha lanzado una campaña de prevención y divulgación para combatir el acoso y el hostigamiento, sexual y laboral, dentro de la comunidad universitaria.

Y esto en respuesta a una realidad insoslayable: la profunda misoginia y machismo que lamentablemente es característica generalizada en parte de la población mexicana, no sólo la masculina, y también del mundo entero —incluidos sectores privilegiados de países primermundistas—, denotando esto lo mucho que falta para erradicar estas actitudes ominosas.

Cabe decir que la referencia a los sectores privilegiados se debe al caso que actualmente ocupa la atención de muchos medios relativo a lo que la justicia estadounidense considera un probable “patrón sistémico” de presuntos abusos sexuales en diversas escuelas y universidades de dicho país. Lo que se develó tras una serie de denuncias de violación que ha popularizado la imagen de los campus escolares como lugares peligrosos para las mujeres, incluidas instituciones élite como la St. Paul’s School (New Hampshire), donde la Corte estatal investiga una denuncia de violación que una estudiante ha interpuesto contra un compañero suyo, destapando así un escándalo de proporciones inauditas que involucra prácticas insospechadas de violencia contra las mujeres en dicha escuela.

En México, la “Ley General de Acceso a las Mujeres a una Vida Libre de Violencia” (en vigor desde 2007) define al Acoso sexual como una forma de violencia en la que, si bien no hay subordinación, hay un ejercicio abusivo de poder que conlleva al estado de indefensión y riesgo para la víctima. La misma Ley define al Hostigamiento como el ejercicio de poder realizado en el marco de una relación de subordinación laboral y/o escolar, expresado en conductas verbales y/o físicas relacionadas con la sexualidad y de connotación lasciva. Es importante subrayar que la legislación considera hechos punibles tanto al acoso como al hostigamiento sexual; esto es, como delitos tipificados en el Código Penal Federal. La gravedad y grado de permeabilidad de éste tipo de actos ominosos es tal que incluso la Suprema Corte de Justicia de la Nación ha tenido que emitir un Manual de Buenas Prácticas para Investigar y Sancionar el Acoso laboral y/o Sexual en su interior.

Por medio de la Campaña contra el acoso y el hostigamiento sexual, la Facultad de Ciencias y la UNAM intentan visibilizar y atender un problema de manera efectiva y preventiva para evitar que las circunstancias nos rebasen, pues sabemos que el acoso suele iniciar un ciclo de agresiones sexuales que pueden conducir a una violación o hasta el feminicidio —uno más de los terribles problemas de nuestro país—. Se trata pues de una estrategia para informar a la comunidad de los medios y protocolos existentes en la UNAM para su protección y, en su caso, para la denuncia de dichos delitos. Pero sobre todo se trata de un esfuerzo de reeducación pues lo fundamental está en cambiar la mentalidad de quienes acosan; en derribar los mitos tras los que se justifica este problema, comenzando por aquél que considera inútil denunciar o por la creencia de que las víctimas de acoso son responsables del mismo; en impulsar normas que eviten el abuso sexual señalando algunas de las situaciones en las que éste sucede con mayor incidencia para prevenirlo —como cuando el victimario se aprovecha de que su víctima está fuera de sí por estar bajo los efectos del alcohol o alguna otra sustancia, impidiéndole esto dar o negar su consentimiento para participar en una relación sexual—. En última instancia el objetivo está en continuar sentando las bases para que las y los universitarios vivamos de forma segura y digna dentro de nuestros campus.

Directora de la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional Autónoma de México

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