El incremento al salario mínimo (SM) anunciado el pasado 1 de diciembre incluye cuatro pesos como “monto independiente de recuperación” (MIR). Es apenas el inicio de un largo camino que debe llevar a la recuperación gradual del valor del SM. Es también la primera medida de política económica frente a la pobreza, como lo hemos exigido desde la sociedad civil.

El incremento del SM a 80.04 pesos aún es insuficiente. Aunque es un monto mayor al esperado, es menor al umbral usado oficialmente para medir la pobreza. Está aún lejos de nuestra realidad económica y de los parámetros internacionales. Y también le falta mucho para cumplir con lo que establece la Constitución.

El monto aprobado no cubre el costo de la canasta básica para una persona. El costo de la canasta básica, alimentaria y no alimentaria, es de 89.35 pesos, con los precios de octubre. Este monto es el umbral mínimo de la sobrevivencia. Ese es el monto usado por Coneval en la medición de la pobreza. Es un umbral ineludible e irreductible que se debe cumplir para no violar flagrantemente la Constitución.

La parte positiva de este ajuste al SM es que se tomaron dos decisiones, el incremento referencial y el monto de recuperación. Así se evita vincular el ajuste al SM con el incremento para el conjunto de los salarios.

En esta ocasión, por primera vez, se aprobó un ajuste con dos componentes: el referencial ligado a la inflación de 3.9% y el ya mencionado “monto independiente de recuperación” o MIR, que añade cuatro pesos únicamente a los salarios mínimos.

El incremento referencial se propone como “faro” para el conjunto de las negociaciones salariales y contractuales. Corresponde a un monto ligeramente superior a la inflación anual. Y se fija en porcentaje. Esta es la señal para el incremento al conjunto de los salarios.

Esta decisión permite terminar con una de las grandes mentiras construida por décadas. Especialmente difundida por Conasami que sin tener las atribuciones pretendía erigirse en autoridad en materia de salarios en general.

Y de paso también acaba con el mito de achacar al salario mínimo una vinculación directa con la inflación. Ese mito es una falsedad, tal y como se demostró en la Conferencia Internacional Estado del Arte del Salario Mínimo al que acudieron varios de los principales expertos internacionales en la materia, convocados por Cepal, el IETD y la Acción Ciudadana Frente a la Pobreza.

La idea de establecer una vinculación directa entre ajuste al SM e inflación está ampliamente difundida en nuestro país, pero carece de sustento en la teoría económica y en la evidencia empírica internacional.

El ajuste anunciado es sólo un primer paso. El comunicado oficial y sobre todo las declaraciones de los dirigentes empresariales, en especial las de Coparmex, que jugó un papel determinante en esta decisión, ofrecen ampliar el MIR hasta que el SM llegue a 89.35 antes de terminar 2017. Esto podría suceder después de mayo del próximo año.

Lo más importante es mantener el esfuerzo. Se debe lograr la recuperación del valor para que cumpla la Constitución y se ubique en una realidad más acorde a los parámetros internacionales y la realidad de nuestra economía.

Para ello se requiere mantener los ajustes diferenciados y en especial el “MIR” durante varios años. Pero también se requiere una transformación de Conasami para dotarla de la capacidad técnica, la transparencia y la rendición de la que ha carecido por décadas.

Desde la sociedad civil seguiremos insistiendo y en el diálogo con todos los actores para impulsar este cambio. Nuestro país requiere acciones económicas frente a la pobreza. Y ante el adverso contexto internacional urge generar cohesión social, con menos desigualdad e instituciones que funcionen. El ajuste al SM es sólo un ejemplo y un primer paso.

Consultor internacional en programas sociales.
@rghermosillo

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