Esta semana se enriquecerá el conocimiento sobre cómo enfrentar la pobreza y la desigualdad en México. Se conocerán experiencias internacionales, habrá interés mediático, se debatirán ideas y propuestas. Tres eventos de gran nivel coinciden estos días en la ciudad. Esperemos las coincidencias vayan más allá y permitan avances prácticos.

Desde la sociedad civil, la Acción Ciudadana Frente a la Pobreza realiza la conferencia internacional sobre salario mínimo, martes 27 y miércoles 28. Concita a varios de los expertos más importantes. Los autores del estudio más completo e imparcial basado en más de 200 publicaciones académicas estarán en nuestro país.

Desde los organismos autónomos, el INAI organiza la Semana Nacional de Transparencia con el tema “Información Pública para combatir la desigualdad” del miércoles al viernes. Habrá paneles temáticos de muy alto nivel para debatir el uso de la información pública frente a la desigualdad social y económica.

Y desde el gobierno, la Coordinación Nacional de Prospera organiza, con el apoyo del Banco Mundial, un importante Simposio Internacional, también del miércoles al viernes. El tema es urgente para México: “La contribución de los programas de transferencias condicionadas a la construcción de un sistema de protección social con un enfoque de derechos”. Enhorabuena, que Prospera recupere su lugar central en la política social nacional.

“Coincidencias tan extrañas de la vida” diría la bella canción del tapatío Alberto Escobar. Busquemos que más allá de fechas y ciudad, se conviertan en coincidencias de objetivos y de caminos que permitan mejores resultados frente a la desigualdad y la pobreza.

Habría enfoques que buscarían contraponer los temas. La solución sostenible y real frente a la pobreza son los ingresos por trabajo y no las transferencias, dirían. Los programas de transferencias —Prospera en México— son un paliativo, se afirma con frecuencia. Se le etiqueta con mucha ligereza como “asistencialismo”. Grave error.

Los programas de transferencias condicionadas (PTC) tienen corresponsabilidades que promueven el ejercicio del derecho a la salud y a la educación. Han demostrado ser una herramienta indispensable frente a barreras de pobreza crónica que perpetúan la pobreza y la heredan.

El objetivo final de los PTC —como Prospera— es romper la transmisión de la pobreza a la siguiente generación. Para lograrlo se requiere que los jóvenes que avanzan en su educación por las becas, se incorporen a trabajos con un ingreso suficiente para superar la pobreza.

Y por eso cobra relevancia la evidencia que aportará nuestra Conferencia sobre salario mínimo. “Sin querer, queriendo”, diría el Chavo, estamos completando el argumento y llamando la atención sobre la otra parte de la “pinza” imprescindible frente a la pobreza: acciones económicas para generación de ingreso suficiente. Sin ellas, no se logra el objetivo final de los PTC. La inclusión productiva requiere lograr ingreso suficiente.

Las coincidencias son muchas más. Como se verá en el simposio, los PTC pueden ser la columna vertebral para construir sistemas de protección social. Para ello requieren nuevas medidas de transparencia, rendición de cuentas y participación ciudadana, como las que se discutirán en la Semana del INAI. Por ejemplo, el padrón único es la base de los sistemas integrados de protección social, como lo muestran las experiencias de Brasil, Uruguay y Chile.

Prospera puede iniciar la construcción del sistema de protección social si logra coordinación efectiva con los sectores salud y educación para garantizar los servicios. Las prioridades serían el Desarrollo Infantil Temprano y las opciones educativas para inclusión económica de jóvenes, incluyendo opciones de 2ª oportunidad para quienes salen sin concluir la educación media superior.

Si esta agenda avanza, podemos coincidir más allá de fechas y lugar.

Consultor internacional en programas sociales

@rghermosillo

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