El Gran Premio de la Fórmula 1 fue todo un éxito. Como siempre, nuestro país se lució como excelente anfitrión. La gente respondió y el sabor de boca que se llevaron todos los visitantes, las escuderías y los pilotos fue extraordinario.

Solamente hicieron falta unas horas para saber los números que se generaron a partir de este evento. El secretario de Desarrollo Económico de la ciudad de México, Salomón Chertorivski, informó que la derrama económica fue de 200 millones de dólares, pero se habla de que fueron 400 millones de dólares los que se facturaron en suma relacionados al Gran Premio.

Se comenta que hubo cien por ciento de ocupación en los hoteles del Distrito Federal de cuatro y cinco estrellas, que se generaron 18 mil empleos directos e indirectos. Se reportó que el 46 por ciento de los asistentes fueron de origen extranjero, y del cien por ciento de los nacionales el 73 fue del interior de la República y el 27 por ciento de la ciudad de México.

Fueron 330 mil aficionados los que presenciaron en vivo este evento en el Autódromo Hermanos Rodríguez y 185 países los que recibieron la señal de televisión, lo que significó 520 millones de espectadores potenciales.

Números y más números se generaron a partir del Gran Premio, la inversión que se hizo para regresar este gran espectáculo a la ciudad de México fue impresionante, pero seguramente también lo serán los recursos que se recuperarán en los cinco años que se tienen de contrato.

Lo único que me viene a la mente cuando leo todas esas cifras es preguntarme ¿por qué en México en un evento organizado por la iniciativa privada las cantidades, beneficios y ganancias salen a la luz el mismo día en que el evento termina?, y lo más importante ¿por qué, por el contrario, cuando es un evento organizado por el gobierno, ya sea federal, estatal o municipal, esos números nunca salen a la luz?

Estamos en el año 2015 y seguimos esperando el informe de los Juegos Panamericanos Guadalajara 2011 y de los Juegos Centroamericanos y del Caribe Veracruz 2014, por mencionar los más grandes, pero además de infinidad de torneos de natación, basquetbol, taekwondo, y otros deportes que se han realizado en nuestro país.

Como ya lo he dicho en diversas ocasiones no estoy en contra de los eventos que se realizan con el apoyo de patrocinios y por empresas particulares como se hace en países como Estados Unidos, pero sí lo estoy de aquellos que dependen únicamente del dinero del erario público porque en ese caso nadie sabe nunca “en dónde quedó la bolita”.

Organizar unos Juegos Panamericanos, Centroamericanos o clasificatorios casi siempre generan pérdidas, las promesas de que estos eventos generan ganancias es, en la mayoría de las veces, mentira. Que vendrán turistas a causa de estos eventos, es falso, la mayoría de las personas que asisten son únicamente los familiares de los atletas. En lo que se refiere a instalaciones, tampoco será un bien que posteriormente se aprovechará, la mayoría de los complejos deportivos que se construyen para estas justas terminan convirtiéndose en “elefantes blancos”.

Es una desgracia que en México los diferentes personajes que han decidido organizar un evento deportivo siempre lo hagan con la intención de sacarle el mayor provecho personal posible y es que, desafortunadamente, es sabido por todos que es un gran negocio en el que no existe una supervisión minuciosa y un análisis una vez que culminan. Se le debe poner un alto a estos hampones que en lo último que piensan es en el beneficio deportivo de nuestros atletas.

Profesor.

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