El turno de las mujeres

Apenas concluida la jornada electoral del pasado 7 de junio, los resultados empezaron a fluir con gran expectativa por parte de los ciudadanos. Aunque era claro que las cifras que arrojaba el Programa de Resultados Preliminares (PREP) de la elección federal y de las elecciones locales no eran definitivas y debíamos esperar a los cómputos distritales, las tendencias apuntaban hacia un hecho contundente: una mayor presencia de mujeres en cargos de elección popular.

Los cómputos ya finalizaron y si bien algunos resultados podrían aún no ser definitivos en el caso de que los partidos políticos determinaran impugnarlos ante los tribunales electorales, todo indica que de las 9 gubernaturas en contienda, al menos una quedará en manos de una mujer: Claudia Pavlovich, en Sonora, se convertirá en la séptima mujer en gobernar un estado de la República, después de Griselda Álvarez (Colima), Beatriz Paredes (Tlaxcala), Amalia García Medina (Zacatecas) e Ivonne Ortega (Yucatán), además de Dulce María Sauri y Rosario Robles, gobernadora interina en Yucatán y jefa de Gobierno sustituta en el DF, respectivamente.

La primera de ellas, Griselda Álvarez, relata en sus memorias sobre aquel día en que tomó posesión, entre la euforia de que por vez primera una mujer alcanzara esa posición, pero también entre muestras contundentes de rechazo. El mismo día en que asumía el mandato, en la ciudad de Colima —nos dice— la estatua del rey Colimán, amanecía con un mandil blanco. En ese entorno aparecía en la escena política nacional una mujer en una gubernatura estatal.

Conforme a los resultados de los cómputos, a la próxima Legislatura de la Cámara de Diputados accederán a 118 curules de las 300 de mayoría relativa, y alrededor de 100 de las 200 por el principio de representación proporcional, en la inteligencia que aunque la asignación por este principio se realizará una vez resueltas por el Tribunal Electoral las impugnaciones que se presenten, todos los partidos políticos contendientes incluyeron en las listas regionales que registraron al 50% de mujeres, en cumplimiento al principio de paridad de género que incorporó la reforma político-electoral de 2014. Esto nos permite aproximar un porcentaje de alrededor del 43.6% de mujeres, contra el 37.6% en la actual Legislatura. Es de destacar además que en 132 de los 300 distritos electorales federales hubo más candidaturas de mujeres que de hombres.

En el DF, 15 mujeres fueron electas como diputadas de mayoría relativa para integrar la Asamblea Legislativa, y 12 por el principio de representación proporcional conforme a la asignación del Instituto Electoral local, 27 en total, esto es, un 40.9%, contra el 33.3% de la actual integración.

A más de 70 años de que el presidente Alemán designara a las primeras delegadas en el DF —Aurora Fernández en Milpa Alta y Guadalupe I. Ramírez en Xochimilco—, ahora por elección popular 4 mujeres desempeñarán el cargo de jefes delegacionales en Álvaro Obregón, Iztapalapa, Miguel Hidalgo y Tlalpan, una menos de las que actualmente ocupan este encargo.

La tendencia en la composición de la Cámara de Diputados y de la Asamblea Legislativa seguramente será la misma en los congresos locales de los estados en que hubo elecciones, y quizá pueda permear en la integración de los ayuntamientos (aunque para éstos no en todos los casos es obligatoria la regla de paridad de género).

El balance sin duda es positivo pero todavía insuficiente, restan espacios que le siguen vedados a la mujer.

No obstante, bien vale destacar que la jornada electoral concluyó sin incidentes que de manera generalizada trastocaran la certeza en los comicios, con una participación ciudadana en algunos casos superior a la esperada, una oferta política plural y reflejo de la reforma constitucional de 2014, los primeros candidatos independientes y un mayor número de mujeres en posiciones de poder. Lo más relevante, que los mexicanos seguimos apostando por la democracia.

Ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
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