Es pública la descomposición nacional: corrupción generalizada desde la presidencia que gobierna para la oligarquía nacional y extranjera, y abandona a la inmensa mayoría en la pobreza y la desesperación. PRI, PAN y PRD son responsables, aliados en el lucro de los beneficios de poder, lo apuntalan. Votar por candidatos de esos partidos o apéndices, es votar por la corrupción, la desigualdad y la pérdida de soberanía.

Frente a la perversión partidista, la única oposición es Morena, pueblo consciente, sin élites comprometidas, capaz de garantizar poderes públicos, representativos, que aseguren igualdad y justicia sociales, defensa de la soberanía nacional. Morena es diferente. Surge de una movilización nacional en contra de la partidocracia y la corrupción. Ha resistido al poder y sus instrumentos de dominación. Ha triunfado en dos elecciones presidenciales defraudadas, una, alterando el resultado con 200 mil votos falsos, apenas; y, otra, por la compra desesperada y masiva de votos. Morena se ha mantenido, exigente, sin componendas con poderes económicos o políticos, para construir un partido diferente. Morena es la única oposición al poder oligárquico y corrupto.

PAN, PRI y PRD son lo mismo. Amalgamados en objetivos reaccionarios, traicionando ideologías, con un pragmatismo voraz, suscriben un pacto, negociado en secreto, impulsado del exterior, entreguista, en el que convinieron la profundización del proyecto neoliberal con sus “Reformas Estructurales”, La Energética, cesión de Peña Nieto a Estados Unidos, entrega del petróleo y la electricidad; la Educativa, anulando derechos de los maestros; la Política, reelección de legisladores elitistas; Financiera, protectora de bancos; Telecomunicaciones, apertura a oligopolios extranjeros.

El PAN, responsable de la tragedia humanitaria por la guerra contra el narco, contraria a protocolos internacionales, sometiéndose a EU, seguida de acuerdos como el ASPAN, nos ungieron a intereses hegemónicos.

El PRD, asociado con la derecha desde la entrega de Calderón de la dirigencia de ese partido a los Chuchos, a través de un tribunal falaz, premio por el voto del PRD a favor de su Reforma Energética; aunque firmaron el Pacto, votaron después en contra de la energética de Peña. Su asociación en el Pacto les ha permitido participar en la repartición de nombramientos y posiciones en la élite gobernante. Este amasiato partidista, aportó los votos que permitieron a Peña Nieto controlar el Congreso de la Unión.

PAN, PRI y PRD son cómplices en la corrupción que nos ahoga, las de Peña Nieto, Fox y Calderón, se mantienen impunes, se “tapan” unos a otros. La evidente de Peña Nieto y adláteres, ante los escándalos se denuncia, pero no rompen el Pacto. Igual con Fox, negocios de familia, propiedades, contratos; Calderón, Oceanografía, Estela de Luz, casinos; PRD, contratos, uso de suelo. Se inventan comisiones de investigación a unos y a otros, que se diluyen, equilibrando la impunidad. Aprobaron juntos la Ley Anticorrupción a sabiendas de que se aplicará en un futuro indeterminado, o nunca.

PAN, PRI y PRD han entregado el país a intereses extranjeros, por acciones u omisiones cómplices, poniendo en peligro nuestra subsistencia como nación. Frente a este proceso es claro que el único voto de oposición es por los candidatos de Morena.

Votar por candidatos del PAN, PRI o PRD es, además, apuntalar un sistema que avanza en la antidemocracia, el establecimiento de un régimen policiaco-militar para imponer los intereses del gobierno, coincidentes con la próxima penetración de las trasnacionales extrajeras al territorio nacional. Acusado el gobierno por instancias internacionales de ejecuciones extrajudiciales, desapariciones, tortura, masacres, todo protegido por el velo de la desinformación, producto de la dictadura mediática. Si queremos terminar con la pobreza sin solución, la patria sin destino, el terror, votemos por Morena.

Senador de la República

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