1. Me abstendré de dar mi voto sin estar convencida. En la elección de 2012 decidí distribuir votos pensando que "estratégicamente" compensaría apoyando a candidatos de "oposición" al PRI y al gobierno en turno en el Distrito Federal. La decisión no fue sencilla después de que en 2009 formé parte del movimiento del voto nulo con el cual promovimos una reforma política integral, misma que para 2012 tenía muy pocos avances y había sido poco impulsada por esa "oposición" a quien le entregaría mi voto. Pero quise confiar en que sumando un grupo de legisladores de distinto color, la simulación legislativa podía verse mermada. Sin embargo, la regulación estuvo calculada para debilitar los mecanismos de participación directa que en la Constitución se habían logrado incorporar. Ninguna fracción parlamentaria tiró las barreras para las candidaturas independientes, la reelección directa, la iniciativa ciudadana vinculante o la consulta popular.

2. Esta vez no anularé, porque decidí no renovar mi credencial de elector, para dejar de engordar la bolsa del padrón con la que se reparten dinero los partidos. Me abstendré porque no quiero avalar la fórmula con la que se distribuyen recursos como si no tuviéramos a casi la mitad de la población sumida en la pobreza.

3. Me abstendré de votar en una boleta que avala la ilegalidad incorporando al Partido Verde, que debió perder el registro por decisión de la autoridad electoral. La acumulación de acciones con las que violó la ley, no les resultó suficiente para que a tiempo se le retirara de la contienda. Las escasas acciones que tomó el Instituto Nacional Electoral para ponerle límites fueron derribadas por el Tribunal Federal Electoral. Esto implica obviamente que en su alianza con el PRI, obtendrá votos suficientes para conservar el registro y lo que resulta más lamentable, colocará a seudorrepresentantes que obtuvieron el cargo burlando la ley.

4. Me abstendré de avalar a quienes se dicen distintos del PRI, pero que cuando han tenido oportunidad de hacer las cosas de diferente manera, han optado por revolverse en la difusa masa de complicidad que alimenta la impunidad. Tras el escándalo de la casa blanca y los bienes inmuebles ausentes o inconsistentes en las declaraciones patrimoniales de Peña Nieto y de Videgaray, la inmovilidad de la oposición resulta devastadora para quienes los concebíamos como un contrapeso real a las prácticas priístas.

5. Me abstendré porque no hay un sólo diputado o senador de cualquier color que se haya negado a mantener el uso discrecional de recursos en las cámaras, la repartición de subvenciones, los viáticos exorbitantes, bonos injustificados, el desvío de dinero contratando personal poco capacitado para el trabajo legislativo.

6. Me abstendré de apoyar a quienes ni siquiera usan su voto para evitar designaciones que merman la autonomía de instituciones. El nombramiento de Medina Mora como ministro de la Suprema Corte de Justicia y varios de los comisionados del INAI son sólo una muestra.

7. Me abstendré de castigar a unos dando mi voto a otros similares. Es inadmisible que la "oposición" mantenga entre sus filas a perfiles como el de Rafael Moreno Valle, Manuel Bartlett, David Razú, Ricardo Monreal, Guillermo Padrés, que gobiernan bajo el paraguas de la corrupción o la violencia.

8. Me abstendré porque respeto mi voto, y porque estoy convencida de que merecemos un sistema de partidos sólido, que no se aglutine por clientelas, que no abuse de la pobreza y la ignorancia. Necesitamos partidos confiables que respeten la ley y fortalezcan a las instituciones renunciando a las "cuotas" con las que van destruyendo la autonomía despiadadamente.

9. Me abstendré porque a una semana de las elecciones la Secretaría de Educación Pública, violando la constitución, decidió suspender la evaluación de los maestros, que es la pieza clave de la reforma educativa, con la que esperábamos en un largo plazo darle la vuelta a la raquítica calidad educativa que mantiene rezagados a millones de niños en nuestro país.

10. Me duele abstenerme porque soy una ciudadana convencida de que el voto debe dar poder a la sociedad. Me cuesta abstenerme porque cuando fui funcionaria pública tuve la oportunidad de colaborar en la construcción de órganos electorales fuertes y autónomos, pero la partidocracia los ha ido debilitando con su intromisión permanente. Me pesa abstenerme porque es la primera elección en la que participarán algunos candidatos independientes. Pero eso sí, me abstendré sin perder la esperanza y sin soltar el compromiso de trabajar en la reconstrucción de un sistema político que priorice el fortalecimiento institucional, que otorgue valor a la democracia participativa y que respete la ley sin complacencias ni complicidades.

Analista política y activista ciudadana

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