Hace meses que el sector exportador no es una fuente de empuje a la economía mexicana, ante el freno del sector industrial estadounidense y por el mayor costo de los insumos importados, el gasto público sigue recortándose y el consumo privado, que había sido el pivote de fuerza, ahora muestra signos de estar perdiéndola.

Es un hecho que el mercado interno se está desacelerando, de acuerdo con la evidencia de ciertos indicadores. El consumo privado, con cifras desestacionalizadas, en abril cayó 2.2% respecto a marzo, siendo el peor retroceso mensual de esta variable desde mayo de 2009. Y a tasa anual aumentó sólo 1.2%, el nivel más bajo desde hace dos años.

Por otra parte, tanto la creación de nuevos empleos, como las ventas minoristas se desaceleran. Por ejemplo, la Asociación Nacional de Tiendas de Autoservicio y Departamentales, A.C. (ANTAD) informa que las ventas en tiendas con más de un año de operación cayeron en Ropa y Calzado (4.48%) y en Mercancías Generales en casi 2.0%, todo esto en un entorno de mayor inflación.

Ésta en junio fue de 2.54% anual, pero con los recortes aplicados por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, la CFE subirá los precios de la electricidad este mes, lo que se verá reflejado en costos. Si a esto se añade una depreciación del peso del 7% en el primer semestre, la tasa anualizada de la inflación pronto rebasará el 3%.

Los aumentos de la gasolina ya también comenzaron, por lo que estos factores incidirán en el poder adquisitivo de los consumidores. Además, el Banco de México, en un esquema totalmente preventivo, decidió elevar su tasa de referencia por segunda ocasión del año llevándola de 3.75% a 4.25%, desmarcándose de la política monetaria estadounidense en un entorno de mayor incertidumbre y volatilidad luego del resultado del referéndum en Gran Bretaña.

Así el crédito se encarecerá, factor que fue decisivo para la ampliación de la demanda agregada y la generación de empleos. Por lo que se espera que este año se crearán a lo más 500 mil nuevos empleos, cifra inferior a los casi 650 mil del año anterior.

En relación a las exportaciones, las más dinámicas, las manufactureras han caído en 3% en los primeros cinco meses del año. Ahora con el Brexit, se espera que se desacelere la economía mundial, por el freno económico que esto impone, por lo que no se espera que este elemento sea el gran propulsor al crecimiento este año.

De igual manera, no lo será el gasto público, ya que con los recortes la disminución de este agregado estará casi en el rango de 1% del Producto Interno Bruto (PIB).

Una vez más, el pronóstico de aumento del Producto Interno Bruto en México tendrá que ser revisado a la baja, ya que lo más probable es que no alcance una tasa de aumento del 2%, como así lo apuntaban la mayoría de las previsiones.

Y está claro que las autoridades monetarias seguirán apostando, como es su mandato, por la estabilidad de precios, a costa de un menor ritmo de la actividad económica.

Adicionalmente, circunstancias internacionales, como las próximas elecciones en Estados Unidos a verificarse en noviembre próximo, volverán a causar volatilidad en los mercados incluyendo el cambiario con la respectiva transmisión de la depreciación de la moneda, a su vez, a costos y precios, siendo aquél otro factor de impacto adverso al crecimiento económico.

Directora del Instituto de Desarrollo 

Empresarial Anáhuac en la Universidad
Anáhuac, México Norte

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