El tiempo de espera terminó, el gobierno de Donald Trump notificó al Congreso de Estados Unidos su intención de renegociar el TLCAN. El proceso podría iniciar a mediados de agosto.

Pronto se conocerá si los amagos realizados durante la campaña y en las primeras semanas del nuevo gobierno norteamericano se trasladarán a la etapa de negociación o si la razón terminará por imponerse para generar un diálogo que permita construir una nueva etapa de colaboración entre las naciones integrantes del Tratado de Libre Comercio de América del Norte.

La renegociación es por sí misma disruptiva, fue motivada por la inconformidad del gobierno de Donald Trump respecto a los beneficios de la apertura económica impulsada e instrumentada por Estados Unidos durante los últimos 40 años. Para Trump, algo salió mal, los resultados no son los esperados.

Desde su perspectiva México se ha beneficiado injustamente del TLCAN, fundamentalmente en lo que se refiere a la parte laboral y al saldo de la balanza comercial.

Trump se olvida que las empresas trasnacionales norteamericanas establecidas en México mantienen una elevada competitividad y productividad gracias al capital humano mexicano, a su bajo costo laboral, a la posición logística y a las facilidades fiscales otorgadas.

No obstante, las multinacionales de Estados Unidos si lo tienen presente, por ello buscan evitar que se realicen modificaciones significativas al TLCAN.

El acuerdo les ha generado beneficios que no desean perder.

Los estudios realizados por la Oficina de Presupuesto del Congreso norteamericano, así como los elaborados por reconocidos investigadores muestran que los beneficios macroeconómicos del TLCAN son limitados a nivel nacional.

No obstante, ello no excluye que sus grandes empresas y los seis estados de la Unión Americana que concentran 70% del comercio con México logren importantes ganancias a través del acuerdo.

En este punto se tendrá el primer encuentro de intereses: el presidente norteamericano quiere recuperar las manufacturas y el empleo en tanto que sus empresas trasnacionales desean tener la libertad de ubicarse en donde les sea más rentable.

De esa negociación saldrán las primeras directrices que normarán el TLCAN modernizado.

Algo similar ocurre en el caso de las empresas trasnacionales asiáticas y europeas que han llegado a México para utilizarlo como plataforma exportadora hacia el mercado de Estados Unidos.

Sus inversiones fueron realizadas bajo el marco legal de un TLCAN que les resulta atractivo. Seguramente cabildearán para que los cambios no les afecten.

Por ello, la primer línea de defensa del TLCAN se encuentra en los poderosas empresas norteamericanas, europeas y asiáticas que utilizan el libre comercio para maximizar sus ganancias.

El gobierno mexicano lo debe considerar, es un factor que le genera un margen de maniobra para buscar la elaboración de un nuevo acuerdo en donde también tengan cabida los intereses nacionales.

En algunos estados de la República el TLCAN abrió la oportunidad de recibir importantes inversiones de empresas trasnacionales que en algunos casos generaron una cadena de suministro que beneficio a empresas nacionales.

Para otros la apertura sólo quedó en un nivel maquilador, en donde el mayor aporte es el empleo creado.

A estos intereses habrá que agregar los que Trump ha invocado cuando propone abrir la negociación a temas como el laboral y el medio ambiental, dos aspectos en donde México enfrenta problemas estructurales.

La precarización del mercado laboral mexicano ha creado una estructura de bajos salarios que junto la depreciación del peso elevan el atractivo de invertir en México. Seguramente eso será un tema de negociación.

En el tema medio ambiental la actual cadena contingencias en la Ciudad de México muestra qué aún existe un enorme camino por recorrer.

Hay un elemento adicional que no se debe soslayar, la postura presentada en el Congreso de Estados Unidos va más allá de la lógica comercial, en realidad tiene una cobertura que implica a todo el sistema productivo. Se debe tener una visión integral de su alcance, y considerar que parte del objetivo es limitar la influencia de otras naciones en el área del TLCAN.

Director del Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico

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